Candidato a la Presidencia de la República del Partido Liberación Nacional
Campaña 2005
La Reforma Constitucional al artículo 132 de la Constitución Política, efectuada en julio de 1969, según la cual se prohíbe la reelección presidencial, tuvo como consecuencias el declarar las limitaciones propias de la Asamblea Legislativa que, sin tener esa potestad constitucional, derogó, por la vía de la reforma parcial, el principio histórico y constitucional de la reelección presidencial. Esa extralimitación de poder por parte de la Asamblea Legislativa fue declarada inconstitucional por la Sala IV, el 3 de abril del 2003. Este hecho devuelve la Constitución Política al texto de 1949 y a todos los costarricenses el derecho a votar por cualquiera de los ex Presidentes de la República después de dos períodos constitucionales.
Con esta resolución de la Sala IV muchos dirigentes y autoridades del Partido Liberación Nacional le solicitan a Oscar Arias que postule su nombre como candidato a la Presidencia de la República. Liberación Nacional, que había perdido dos campañas seguidas, tenía la preocupación de que el partido desapareciera, tal y como ocurrió con algunos otros partidos socialdemócratas en Europa y en otras partes del mundo. Arias, ante las presiones de las autoridades del partido, acepta la candidatura, siempre y cuando se renueve el mensaje liberacionista, para ponerlo a tono con los cambios mundiales del momento y así devolverle a Liberación Nacional su más cara vocación histórica: la de ser un partido reformista.
Es así como en el 2005, el V Congreso Nacional «Daniel Oduber Quirós», abre el camino a la renovación ideológica del partido y erige los pilares de una socialdemocracia moderna. De una socialdemocracia que no confundiera los fines con los medios, que actuara conforme a los tiempos, y que fuera capaz de propiciar las grandes reformas que el país requería para ser cada vez más competitivo, próspero y democrático.
Oscar Arias acepta la candidatura de Liberación Nacional y con ello logra que los costarricenses vean el futuro con esperanza, y que comprendan que para un país pequeño como el nuestro es posible fijarse metas elevadas. Arias logra acabar con el derrotismo que se había apoderado de la población costarricense y nos propone definir un nuevo rumbo para nuestra nación. Arias plantea que no se puede continuar a la deriva, eternamente indecisos frente al mundo, eternamente perplejos ante los cambios vertiginosos que nos impone la historia; es decir, invita a pensar en grande, a adelantarnos a esta época y a la que sigue, a que proyectemos las aspiraciones nacionales mucho más allá del horizonte de nuestros intereses inmediatos y de las pequeñas luchas que consumen las energías del país. Nos invita a poner la proa hacia el futuro, a levantar las anclas que nos detienen y a trazar un camino propio.
En su campaña presidencial, Oscar Arias le dice al país que si desea competir internacionalmente, si aspira a atraer las inversiones extranjeras que potencializarán nuestro desarrollo, si desea crecer en forma sostenida y reducir nuestra pobreza, necesita contar con servicios de calidad mundial; para ello, debe romper con los monopolios en telecomunicaciones y seguros. Modernizar a Costa Rica fue una de las principales razones por las que Arias aceptó la candidatura de Liberación Nacional.
Durante la campaña presidencial, también le habla al país sobre la necesidad de aprobar nuevos tributos ya que, de no hacerlo, sería imposible aumentar y mejorar los servicios públicos que los costarricenses demandan. Arias sostiene que es una obligación de quienes más tienen, asegurarse de que el Estado pueda cumplir las funciones que no pueden ser sustituidas por la iniciativa privada y que son indispensables para alcanzar el desarrollo económico, la justicia social y la paz.
Romper monopolios y poner impuestos son temas controversiales. Sin embargo, como socialdemócrata, Oscar Arias escoge esas banderas para su campaña. Otra bandera es plantear la necesidad del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, Centroamérica y la República Dominicana.
Oscar Arias es un político de firmes convicciones y principios, que dice lo que piensa y hace lo que dice. Tanto en su primera administración como en la segunda defendió tesis impopulares pero necesarias para Costa Rica. Su tarea fue siempre hacer popular lo impopular. Solía decir: a mí no me eligieron para complacer sino para llevar a cabo los cambios que nuestro país requiere. Es ese el rasgo elemental de honestidad que debe practicar un político, por eso expone ante el elector lo que cree que es necesario hacer para que el país encauce de nuevo su camino.
Los temas de campaña producen molestia en algunos grupos: los que no desean la competencia en telecomunicaciones y seguros y los que, por razones ideológicas, se oponen al TLC con los Estados Unidos; ambos se unen en contra de Arias. Esto no amedrenta el interés del candidato en decirle al costarricense lo que considera necesario debe cambiar en el país para salir de la parálisis en que se encuentra.
Es una campaña difícil, que le cuesta muchos votos. Lo que más afecta y disminuye puntos en las encuestas -casi uno por día- es un reportaje de varias semanas del programa Telenoticias Canal 7, sobre los ex Presidentes Rafael Ángel Calderón y Miguel Ángel Rodríguez, y los juicios por corrupción a los que estaban sometidos. El Partido Movimiento Libertario, basado en dicho reportaje, exhibió la foto de Arias a la par de la foto de los ex Presidentes Calderón y Rodríguez, implicando que todos los ex Presidentes eran iguales.
Oscar Arias vuelve a la política 20 años después de su primera administración. Se encuentra con una nueva generación que no lo conoce, que no sabe sobre su gestión anterior, ni sobre su lucha por la paz en Centroamérica. Con la campaña televisiva del Partido Movimiento Libertario, esa nueva generación de futuros votantes se llenó de dudas sobre la integridad y honestidad, moral e intelectual, de el ex Presidente Oscar Arias.
Refiriéndose a esa campaña, dice Oscar Arias: «les agradezco a todos los costarricenses haberme dado su confianza a lo largo de este camino. Esta campaña ha sido un viaje hacia el corazón de este pueblo y me siento honrado por haber tenido esta oportunidad. También ha sido un ejercicio de paciencia, tolerancia y perdón. En las últimas semanas, algunos partidos han echado mano a un estilo de hacer política más preocupado por atacar y mentir que por discutir argumentos. Se han dicho cosas abiertamente falsas sobre mí, sobre mi familia y mi gobierno. Son tantas las mentiras, que exceden en mucho mi capacidad para responderlas. Ante ello, me queda solo la fe de que la memoria de este pueblo prevalecerá; que no olvidará que en mi gobierno cumplí todos mis compromisos de campaña, que fui inflexible con la corrupción y que hice todo lo que estuvo a mi alcance para aumentar los niveles de bienestar de los más humildes».
A pesar de las insinuaciones infames y falsedades expresadas en su contra, el pueblo de Costa Rica confía en él, y el 5 de febrero del 2006 lo elige de nuevo Presidente de la República con un 40,92% de los votos. La declaratoria presidencial fue redactada el 8 de marzo, una vez que el Tribunal Supremo de Elecciones termina de resolver las 696 demandas de nulidad que presentan contra el escrutinio presidencial los partidos políticos, principalmente el Partido Acción Ciudadana y algunos particulares. Todas las demandas fueron rechazadas. El 8 de mayo del 2006, Oscar Arias asume por segunda vez la Presidencia de la República para el período 2006-2010.
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