2006-2010

Presidente de la República de Costa Rica (Segundo Período)

2006-2010

Un cambio de actitud

El 5 de febrero de 2006 Oscar Arias es electo, para un segundo período, Presidente de la República. El pueblo costarricense no le entregó un mandato para contemplar impasible el paso del tiempo, para continuar evadiendo decisiones difíciles, o para administrar el presente sin sobresaltos. Le encomendó las dos tareas más elementales, pero más necesarias, que se le pueden pedir a un gobernante: fijar rumbos y resolver problemas concretos. El pueblo costarricense le entregó, a Oscar Arias, un mandato para poner a Costa Rica a caminar de nuevo.

Oscar Arias asume la Presidencia de la República el 8 de mayo de 2006 y encuentra un pueblo sumido en un amargo derrotismo. Son muchas las tareas pendientes y que han estado largamente pospuestas. Años y años en el abandono de la infraestructura; años y años en la indecisión en torno a la apertura comercial; años y años en aferrarnos a monopolios públicos obsoletos; no hay planificación nacional; no hay congruencia en la política exterior y sufrimos un profundo abandono en la ayuda social. Sin embargo, ninguna de estas tareas postergadas era más apremiante de resolver que devolverle la confianza al pueblo costarricense, devolverle su capacidad de soñar, volver a darle la oportunidad de pensar en grande y de poder mirar el futuro con optimismo. Enfrentar estos retos son la prioridad del presidente Arias, porque la visión más triste que puede descubrir un gobernante es la de encontrar un pueblo que pierde la fe. Ninguna política puede germinar en un terreno que no recibe el abono de los sueños. Es por eso que el retorno de la confianza al pueblo costarricense fue el principal desafío del presidente Arias. El presidente Arias no le ofreció a los costarricense vergeles edénicos, tierras prometidas o curas milagrosas, sino, simplemente, que Costa Rica tiene todo para llegar donde se lo proponga, pero primero tiene que perder el miedo al cambio y atreverse a pensar en grande.

Cuatro años es poco tiempo para hacer transformaciones profundas, pero fue suficiente para lograr el cambio más urgente que necesitaba Costa Rica: un cambio de actitud. En cuatro años Oscar Arias logró que los costarricenses volvieran a creer en la política; volvieran a creer que el Estado es un aliado, y no sólo un gendarme en la marcha hacia un futuro más digno para todos; volvieran a creer que es posible generar, desde la función pública, las condiciones propicias para atravesar las puertas del desarrollo; volvieran a creer que este país no necesita favores, sino tan sólo oportunidades para explotar su inmenso potencial. En fin, volvieran a creer que todo eso es posible cuando existe la coherencia entre las obras de gobierno y las promesas de campaña.

El presidente Oscar Arias entregó, el 8 de mayo de 2010, una Costa Rica distinta a la que recibió cuatro años atrás. Entregó una Costa Rica que había recuperado el rumbo y la ruta; una Costa Rica que abandonó la madriguera del temor y de la apatía, para navegar en el mar abierto de la esperanza. Entregó una Costa Rica que renunció a ser espectadora de su devenir histórico, que trazó los derroteros de su travesía y dejó de posponer indefinidamente el momento de su alborada. Entregó una Costa Rica que recuperó la confianza de que tenía todo para salir adelante, que podía pensar en grande y mirar el futuro con optimismo.

Un nuevo tiempo para Costa Rica

En cuatro años, Oscar Arias empezó a escribir el libro de un nuevo tiempo para Costa Rica. En sus páginas está escrita una historia de transformación, el relato de un pueblo que se atrevió a pensar en grande y no le tuvo miedo a cambiar. Un pueblo que finalmente decidió levar anclas y perseguir un norte a la altura de sus sueños.

POLÍTICA SOCIAL

Justicia y generosidad

La columna vertebral de la Administración 2006-2010 del presidente Oscar Arias Sánchez es creer que la justicia social no se predica, sino que se practica. Con esta firme convicción la prioridad de esta Administración fue ayudar a las personas más pobres de nuestra sociedad. Nunca en la historia de Costa Rica un gobierno dedicó tantos recursos a las políticas sociales. No tuvo necesidad de decirlo el presidente Arias, quedó plasmado en el Presupuesto de la República y en cada uno de los programas que se mantuvieron, aún en medio de la devastadora crisis económica internacional.

Hay quienes etiquetaron al presidente Arias de neoliberal. Los que se apresuraron de tacharlo de neoliberal harían bien en investigar cuál gobierno neoliberal en el mundo destina la mitad de su presupuesto al gasto social. Porque, a la hora de la verdad, fue la Administración de Oscar Arias la que estuvo al lado de los más humildes y de los más vulnerables.

Es muy fácil ondear la bandera de la consciencia social, y etiquetar a los demás con epítetos que van desde lo anecdótico hasta lo ofensivo. Lo que es difícil es construir oportunidades concretas para las personas que más lo necesitan. Lo que es difícil es diseñar mecanismos viables para elevar las condiciones de vida de cientos de miles de seres humanos. Eso es hacer política pública.

Hacer política pública es responsabilidad de los gobernantes. Más allá de sus compromisos como Presidente de la República, y del impulso institucional que desde su cargo imprimió a programas de interés social enfocados en temas como la educación, la salud, la seguridad ciudadana o la vivienda, Oscar Arias es consciente de que, además, como ciudadano tiene un deber ético –y un privilegio humano- de colaborar personalmente con causas que van más allá de su responsabilidad como gobernante. Convencido de que las responsabilidades que adquirió en la vida pública deben también regir en sus acciones en la vida privada, es por lo que decidió donar el salario que percibió como Presidente de la República y así lo hizo constar en un Decreto Ejecutivo que dice: «Que en aras de la transparencia que debe prevalecer en la actuación de todo funcionario público, y por el respeto al principio de rendición de cuentas consagrado en la Constitución Política, el Presidente de la República desea comunicar formalmente su decisión de donar el monto total de su salario, conforme con las indicaciones del presente Decreto, e instruir y facultar a las instancias competentes para su debida aplicación, y

Por tanto,

DECRETAN:

Artículo 1.- Ordenar a la Tesorería Nacional, dependencia del Ministerio de Hacienda, que una vez efectuadas las deducciones de ley, el 50% del ingreso del Presidente de la República se deposite por concepto de donación a las siguientes organizaciones en los porcentajes que se detallan a continuación:

Para el Hogar de Ancianos Alfredo y Delia González Flores de Heredia, el 10%
Para la Asociación Integral de Parrita. el 10%.
Para la Asociación Pro Bienestar del Anciano San Francisco de Asís de Quepos, el 10%.
Para la Asociación Pro Adulto Mayor de Upala, el 10%.
Para la Fundación Santa Luisa para el Hogar de Ancianos de Talamanca, el 10%.
Para la Asociación Hogar de Ancianos Nuestra Señora del Rosario de Santa Cruz de Guanacaste, el 10%.
Para el Albergue Mixto de Ancianos de San Francisco de Asís de Aserrí, el 10%.
Para la Asociación Centro para Ancianos San Agustín de Sarapiquí, el 10%.
Para la Asociación de Amigos de la Tercera Edad de Siquirres, el 10%.
Para el Centro de Atención Integral para la Persona Adulta con Discapacidad de Cartago el, 10%.

Artículo 2.- Que el restante 50% del ingreso será depositado en la cuenta personal del Presidente de la República, con el fin de ser donado a las entidades o instituciones que él discrecionalmente determine». Este 50% del salario el presidente Arias lo dedicó a solventar necesidades de personas que acudían a él en busca de ayuda. Fue distribuido entre niños con cáncer, enfermos con SIDA, operaciones de trasplantes de órganos, indígenas, pagos de funerales, compra de sillones para el Hospital de Niños y muchos otros casos. La generosidad es una de las mejores vías para que un país logre acortar las brechas que lo dividen, y que atentan contra la felicidad, la paz, la seguridad y la dignidad. Esto lo tiene muy claro el presidente Oscar Arias y con su generosidad nos da su ejemplo.

Diques de muchos años de pobreza estancada

A la mitad de su mandato la Administración Arias logra una disminución en la cifra de pobreza de 3,5 puntos porcentuales. A pesar de que la crisis económica mundial revirtió parte del avance que se había realizado, se evitó un deterioro social como el que sufrieron otros países en América Latina y el mundo. Las medidas contenidas en el Plan Escudo evitaron que la pobreza aumentara en 3 puntos. Con todo y la crisis internacional, Oscar Arias entregó un país que redujo en 1,7 puntos el porcentaje de personas que viven bajo la línea de pobreza. Esta reducción es consecuencia de una sumatoria de factores. Es consecuencia de que casi 166 mil jóvenes costarricenses disfrutaran, al final de su Administración, de una beca del programa Avancemos. Es consecuencia de que más de 90 mil personas recibieran una pensión del Régimen No Contributivo de la Caja Costarricense de Seguro Social, cuyo monto fuera cuatro veces mayor que al inicio de la Administración. Es consecuencia de que la mitad de las personas que habitaban en tugurios en Costa Rica recibieran atención a través de bonos de vivienda o de la innovadora herramienta de los bonos comunales.

Educación

La Administración Arias logra detener la deserción escolar y colegial. Gracias a la combinación de ayudas monetarias y cambios en los términos de evaluación, promoción y repitencia se logra elevar la cobertura bruta de la educación secundaria diversificada, de un 66% en el año 2006 a un 77% en el año 2009. En esta Administración se aumenta en diez puntos porcentuales los jóvenes que «estudian y no trabajan».

El gobierno del presidente Oscar Arias fue el primer gobierno en la historia en destinar desde el principio de su Administración el 6% del Producto Interno Bruto a la educación pública.

Salud

También fue pródiga la faena en el campo de la salud, en el que se lograron récords en los índices de mortalidad infantil, mortalidad materna y esperanza de vida. Se disminuyó la incidencia de enfermedades como el dengue y la malaria. Cumpliendo con un compromiso de la campaña, el presidente Oscar Arias construye el Hospital de Heredia. También en su Administración se construyó el Hospital de Osa, se construyó, amplió o se remodeló casi un centenar de CEN-CINAIS, se amplió sustancialmente el Hospital de las Mujeres y se construyó un «Hospital del Día» en el Hospital Blanco Cervantes. Esta Administración entregó a las comunidades casi 100 nuevos EBAIS. En la Administración Arias Sánchez se canceló más de la mitad del monto de 185 mil millones de colones que el Estado le adeudaba a la Caja Costarricense de Seguro Social y dejó previsto un sistema de pagos anuales para cancelar el monto total en el transcurso de los años siguientes.

En la Administración Arias se reinstalan los Juegos Nacionales, se deja presentado un proyecto de ley para crear el Ministerio del Deporte, se inicia la construcción del Parque de la Libertad y el Parque del Bicentenario, y gracias a la generosidad del pueblo chino, se construye el nuevo Estadio Nacional, el mejor de toda la región centroamericana.

Seguridad

Combatir la inseguridad ciudadana no es tarea rápida ni sencilla. Es una labor asediada en cada flanco por el populismo, que siempre ve en el temor una oportunidad para el rédito político. El presidente Oscar Arias resistió las voces de quienes le pedían mano dura. En lugar de promover una cultura de odio y de venganza, Oscar Arias promovió desde el principio una cultura de paz, y por eso pensó que era hora de rebautizar al Ministerio de Justicia para llamarlo Ministerio de Justicia y Paz. La Administración Arias sentó las bases para una Costa Rica más segura y más tranquila, y los próximos años demostrarán que Oscar Arias actuó con sabiduría al no sacrificar, en la pira de la urgencia, los valores más sagrados de nuestra democracia.

Un país inundado de arte y cultura

La Administración de Oscar Arias liberó las musas y apaciguó la sed del alma. Durante su Administración construyó 32 Escuelas de Música que le enseñan a casi 7.000 alumnos a sostener el arco de un violín, en lugar del cañón de un arma; a levantar la voz para cantar, y no para gritar; a seguir las instrucciones del director de una orquesta, y no del líder de una banda criminal. Esta Administración se dedicó al rescate y la construcción de la infraestructura cultural en las diferentes provincias. Se construye el Centro para las Artes y la Tecnología La Aduana. Se lleva a cabo el Festival Internacional de las Artes y los diversos festivales que se celebraron en las provincias costeras, los conciertos de las orquestas juveniles y el Teatro al Mediodía, vistieron de fiesta a Costa Rica.

La política no es magia sino trabajo

La política no es magia sino trabajo. Es luchar, un día sí y otro también, con ideas y propuestas concretas, por cambiar paulatinamente al país desde sus instituciones democráticas. Eso fue lo que hizo el presidente Oscar Arias.

Desde el momento en el que el presidente de la Asamblea Legislativa le entregó la banda presidencial, Oscar Arias supo que la tarea de gobernar a este país no sería sencilla. Sin duda cometió errores en los cuatro años de su gobierno, y es claro que encontró empecinadas resistencias, pero nadie puede acusar al presidente Oscar Arias de no haber puesto su gobierno al servicio de los fines por los que fue electo y de hacer lo humanamente posible por realizar lo que prometió en campaña, condición esencial para que el pueblo recuperara la fe en sus líderes políticos.

Durante su gobierno, el presidente Arias encontró voces de aliento, brazos dispuestos y corazones generosos. Encontró, sobre todo, gente común que se rehusó a decirle no al futuro. A quienes ante cada problema del país solo veían obstáculos, ante cada idea que proponía el presidente Arias, solo veían mala fe, y ante cada propuesta una ocasión para destruir, Costa Rica le respondió con el más irrefutable de los argumentos: el optimismo y la confianza en su Presiente. Este pueblo le demostró al presidente Arias que Costa Rica simplemente no estaba dispuesta a dejarse vencer por el desaliento.

Al final de los cuatro años de gobierno, el presidente Arias sembró optimismo en el agreste suelo de las decepciones acumuladas por muchos años. Dejó la planta de la esperanza a punto de germinar. Hay que dejar que la planta de la esperanza crezca robusta para que transforme para siempre a Costa Rica.

POLÍTICA PRODUCTIVA

Crisis Económica Internacional

La marca punzante de la peor crisis económica internacional de la que cualquiera de nosotros tenga memoria puede verse, como rúbrica de realismo, en cada una de las políticas asumidas por el gobierno del presidente Arias. En todo el mundo, muchos gobiernos corrieron a esconderse en las catacumbas del miedo y la perplejidad. La Administración Arias, en cambio, siguió avanzando. No hubo marcha atrás en la voluntad de poner a Costa Rica a caminar de nuevo. No hubo marcha atrás en el compromiso de darles a quienes menos tienen las oportunidades que siempre les fueron negadas. Para enfrentar la mayor crisis económica mundial de los últimos ochenta años, la receta que recomendaron los expertos y los organismos internacionales fue gastar más todo lo contrario de lo que se hizo en la Gran Depresión de 1929. Eso fue lo que hizo el gobierno del presidente Arias.

El manejo macroeconómico de la Administración de Oscar Arias le permitió al país mejorar nuestra calificación como deudores en el ámbito internacional, y tener acceso a créditos indispensables para nuestro desarrollo. Le permitió, además, diseñar una política monetaria capaz de controlar la inflación, que en el 2009 llegó a la cifra más baja desde 1971.

En Costa Rica no cerró ninguna empresa grande. No quebró ningún banco privado o estatal. No se desató la ola de desahucios que despojó de su vivienda a millones de personas en el resto del mundo. El Plan Escudo fue catalogado como el programa más exitoso de Latinoamérica para enfrentar la crisis económica. El daño que la Administración Arias evitó es tan importante como el bien que hizo.

Durante la crisis económica mundial la Administración de Oscar Arias gastó con consciencia y con inteligencia. Al final de la Administración Oscar Arias deja un déficit fiscal menor al 5% del Producto Interno Bruto, menos de la mitad del déficit fiscal de Estados Unidos y una tercera parte del que posee el Reino Unido. La Administración Arias deja una hacienda pública saludable, pero, sobre todo, hereda una sociedad mucho más capaz de producir riqueza en el futuro.

Oscar Arias nos dijo: «De nada le sirve a un país guardar dinero, mientras sus jóvenes abandonan las aulas, mientras sus niños carecen de la alimentación necesaria, mientras sus familias se desintegran en los tugurios y las barriadas, y engrosan las filas de la criminalidad. De nada le sirve a un país ahorrar en los elementos determinantes de su competitividad».

Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, Centroamérica y la República Dominicana

Cuando Oscar Arias asume el poder, nada era más elocuente de la parálisis a la que había llegado Costa Rica que la situación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, Centroamérica y la República Dominicana. Un documento que permitiría el libre acceso de nuestros productos al mercado más grande del mundo, que garantizaba la atracción de una mayor inversión extranjera directa, esperaba el paso de un cometa para ser aprobado. Algunos pensaban que era mejor no discutir el TLC, por miedo a perturbar la paz social de Costa Rica. Pensaban que era mejor esperar eternamente a que se aclararan los nublados del día.

Referéndum

Cuando Oscar Arias asume el poder, el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, Centroamérica y la República Dominicana llevaba algunos años de estar en la Asamblea Legislativa. Para ese entonces algunos grupos exigen que debe seguirse posponiendo la decisión sobre el TLC porque no existe un consenso sobre su conveniencia para el país. Piden su retiro de la corriente legislativa y amenazan con bloquear calles y no permitir a los diputados y diputadas dilucidar la discusión sobre el TLC. Amenazan con que serán ellos, en un «referéndum de las calles» quienes impedirán la aprobación de este Tratado.

Oscar Arias insiste en mantener el TLC en la Asamblea Legislativa porque cree que es lo mejor para el país. El Presidente de la República mantiene el TLC en la Asamblea porque cree que es en la Asamblea Legislativa, y no en las calles, en donde deben decidirse los asuntos de importancia para nuestra democracia.

El grupo que se oponía al TLC hizo una solicitud ciudadana al Tribunal Supremo de Elecciones para llevar a cabo un referéndum a fin de decidir si se seguía adelante con la tramitación del TLC o si se sacaba de la corriente legislativa. Para llevar a cabo el referéndum por la vía ciudadana se disponía de 9 meses para recolectar el 5% de las firmas necesarias inscritas en el padrón electoral. Si esto se llevaba a cabo el gobierno de la República no hubiera tenido el tiempo para poner en marcha el TLC. El presidente Arias, en un golpe de astucia política, envía a la Asamblea Legislativa una propuesta para una convocatoria a un referéndum. La mayoría de los diputados acogieron su propuesta.

El Tribunal Supremo de Elecciones tuvo el coraje de tomar una decisión que abrió una nueva etapa histórica en nuestro desarrollo democrático cuando convocó a los costarricenses al primer referéndum de su historia para que, tras varios años de discutir sin pausa sobre el TLC, finalmente tuviéramos la oportunidad para dar por concluido este debate de la mejor forma posible: expresando nuestra voluntad en las urnas. En Costa Rica el rumbo del país no lo define un soldado agitando su rifle, sino un ciudadano poniendo su huella. Con tinta, y no con pólvora, los costarricenses hemos escrito las mejores páginas de nuestra historia.

El presidente Oscar Arias decide que debe explicar a los costarricenses la importancia que tiene para Costa Rica el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos y recorre el país para convencer a su pueblo del por qué debemos votar a favor del TLC.

Su mensaje es muy claro: Tengo plena confianza en que sabremos escoger el camino correcto. Yo, por mi parte, como ciudadano y como Presidente de la República, ya escogí: voy a decir sí al TLC. Lo haré no porque sea perfecto para Costa Rica, sino, simplemente, porque es bueno para la mayoría de los costarricenses y porque, puestos en una balanza, son muchos más sus aspectos positivos, que aquellos sobre los que podamos abrigar dudas. Sobre todo, voy a decir sí al TLC porque decir sí implica una cierta forma de entender a Costa Rica, su futuro y su relación con el mundo. Voy a decir sí a una Costa Rica que sabe que, en los próximos 5 años, debemos crear trescientos mil puestos de trabajo para nuestros jóvenes, y no tendremos ninguna posibilidad de hacerlo si le cerramos la puerta al mundo. Voy a decir sí a una Costa Rica que comprende que rehusarse a ratificar un acuerdo con la economía más grande del planeta, enviaría una señal profundamente negativa en sus relaciones comerciales con el resto del orbe. Voy a decir sí a una Costa Rica que entiende que un país pequeño que no exporta más y mejores bienes, tarde o temprano acabará exportando a su gente. Voy a decir sí a una Costa Rica que no hace residir la soberanía en la propiedad de los teléfonos celulares o en el tamaño de los aranceles, sino en su capacidad para generar oportunidades reales, para que sus futuras generaciones viajen en la vanguardia del mundo, y no en el cabús de la historia. Voy a decir sí a una Costa Rica que ve el porvenir con optimismo, que no se resigna a ver pasar el tiempo desde el refugio del pasado, que no le teme al resto del planeta, sino que lo abraza como la gran oportunidad para crecer y ser mejor. Por eso voy a decir sí».

El 7 de octubre de 2007 se llevó a cabo el referéndum y el pueblo costarricense aceptó mayoritariamente que se aprobara el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, Centroamérica y la Republica Dominicana. Esa misma noche el presidente Oscar Arias habla a los costarricenses y les envía un mensaje de unión y esperanza. Dice: «Por fin hemos llegado a una decisión sobre el TLC. Es una decisión que adoptamos como siempre lo hemos hecho en Costa Rica: votando, en paz, en libertad y en democracia. Una vez más, el Tribunal Supremo de Elecciones ha sido el garante de que todos los procesos electorales en Costa Rica son transparentes e imparciales, y constituyen la mejor forma de acatar la voluntad popular. Hemos cerrado el capítulo del referéndum, pero el libro de nuestra historia todavía tiene muchas páginas en blanco. A pesar de que el gobierno ha propuesto una agenda de desarrollo que es clara y precisa, esa agenda siempre puede mejorarse y perfeccionarse. Hoy nos corresponde tender puentes entre nosotros, acortar las distancias que nos han separado. Durante mucho tiempo, nos dividimos por el TLC. Ahora nos toca unirnos por Costa Rica. El pueblo de Costa Rica ha tomado una decisión que nos envía un mensaje muy claro: es hora de avanzar. Pero es hora de avanzar juntos, con el esfuerzo de todos, con la esperanza de todos, con las ideas de todos. Yo soy el Presidente de cada uno de ustedes, y estoy seguro de que caminando lado a lado, nada podrá detenernos».

Entrada en vigencia del TLC

La discusión y aprobación del TLC y de la agenda de implementación fue la tarea más desgastante que asumió el gobierno del presidente Arias y quizás, también, la más importante. La entrada en vigencia del TLC y el rompimiento de los monopolios de seguros y telecomunicaciones fueron la antesala para un proceso de sorprendente expansión comercial para conquistar mercados que, juntos, suman más de 2.000 millones de consumidores.

Durante la Administración de Oscar Arias se firman también un TLC con Panamá, con China y con Singapur. Se deja negociado un Acuerdo de Asociación con la Unión Europea, y se profundizó las relaciones comerciales con socios estratégicos en Latinoamérica y en el mundo árabe.

Agricultura

Para proteger a los agricultores costarricenses la Administración Arias aumentó en 300% los recursos destinados al sector agrícola. Se puso en marcha un Plan Nacional de Alimentos que rescató la capacidad productiva de nuestra agricultura y permitió abastecer a nuestra población en momentos de crisis alimentaria. Junto con esto, se fortaleció a la industria turística y se le dio un impulso histórico al turismo rural, promoviendo la generación de riqueza en las zonas más alejadas de nuestro país.

Infraestructura

Para solventar décadas de rezago en la construcción y el mantenimiento de infraestructura se aumentó en más de cinco veces la inversión en obra pública, llevándola del 0,4% del Producto Interno Bruto en el 2005, al 2,15% en el 2009. Se atendió más de 500 kilómetros de carretera, y más de 950 kilómetros de caminos de lastre, mejorando las condiciones de vida de la población rural. Se inaugura la Costanera Sur y se reactiva el tren a Heredia. Desde la campaña política Oscar Arias insistió en que el Estado no iba a ser capaz de realizar toda la obra necesaria en infraestructura, sin ayuda de herramientas como la concesión de obra pública. Esto fue lo que permitió a la Administración Arias construir la autopista San José-Caldera, ampliar el Aeropuerto Juan Santamaría y mejorar radicalmente la eficiencia del puerto de Caldera.

Competitividad

Conscientes de que la competitividad de Costa Rica depende del estado de su infraestructura, pero depende también, y cada vez más, de su capacidad de innovación y de su apoyo a la ciencia y la tecnología, se abren más de 270 Centros Comunitarios Inteligentes en todos los cantones del país.

Dar por sentada una buena labor

¡Con qué facilidad nos acostumbramos a los cambios favorables! ¡Con cuánta rapidez enterramos la memoria de un pasado en el que nuestras circunstancias eran notablemente distintas! A nadie parece sorprenderle, al final de la Administración de Oscar Arias, que cientos de miles de jóvenes costarricenses estudien con una beca del programa Avancemos, que nuestros productores tengan libre acceso al mercado más poderoso del mundo, o que tengamos la posibilidad de ingreso a mercados que suman más de 2.000 millones de consumidores. A nadie parece sorprenderle que nuestras calles y carreteras hayan dejado de ser motivo de vergüenza nacional, que la hacienda pública se encuentre en orden, o que Costa Rica haya recuperado su voz en el concierto internacional. Durante la Administración de Oscar Arias nos acostumbramos a estas realidades. Nos acostumbramos a un gobierno que tomaba decisiones y que funcionaba a pesar de las dificultades. Ése es el mayor halago que el pueblo costarricense puede brindarle a sus gobernantes: dar por sentada su buena labor.

POLÍTICA AMBIENTAL, ENERGÉTICA Y DE TELECOMUNICACIONES

Ambiente

Oscar Arias se fijó la meta de llegar a ser en el año 2021 un país neutral en emisiones de carbono. En su gobierno se sembraron casi 19 millones de árboles en el transcurso de cuatro años, consiguiendo que Costa Rica se convirtiera en el país con más árboles per cápita y por kilómetro cuadrado en el mundo. Durante su Administración se logró que Costa Rica avanzara 27 puestos en el ranking de Sostenibilidad Ambiental, del Foro Económico Mundial, y que alcanzara el puesto número 3 en el orbe en Desempeño Ambiental. Se otorgó protección a los recursos marinos, secularmente desatendidos por nuestras autoridades públicas y se lanzó Paz con la Naturaleza y Costa Rica por Siempre, dos iniciativas que son ya una marca en el ámbito internacional.

Energía

La huella verde de la Administración Arias se manifiesta, también, en la forma en que invirtió en la generación de energía sostenible. En los cuatro años de la Administración Arias se aumentó en 19% la capacidad instalada de generación eléctrica en Costa Rica, y se dejó iniciada la construcción de obras de gran magnitud que permitirán dar sostenibilidad a nuestro crecimiento económico en los próximos años. Se volvió a alcanzar el 95% de generación de energía eléctrica sostenible, en parte gracias al aprovechamiento de fuentes alternativas de energía renovable, como la energía eólica y la energía geotérmica.

Una vez aprobado el TLC y las leyes de implementación necesarias para que éste entrara en vigencia, el gobierno del Presidente Arias se abocó a consensuar el Proyecto de Ley General de Electricidad que terminaba con esas absurdas limitaciones a la generación eléctrica privada. No alcanzó el tiempo para que dicho proyecto fuera aprobado al final del gobierno, pero quedó listo para ser votado en mayo del 2010. En varias ocasiones el Presidente Oscar Arias se reunió con los personeros del gobierno de Laura Chinchilla responsables de impulsar esta legislación, para insistir sobre la urgencia de abrir el mercado energético a la inversión privada, tal como se había propuesto en campaña. Se contaba entonces con el voto de 35 diputados, 24 de Liberación Nacional, 9 Libertarios y 2 Independientes.

Lamentablemente, ante la oposición de los sindicatos del ICE, la Administración Chinchilla cedió y Costa Rica perdió la oportunidad de contar con una legislación que nos habría permitido aumentar significativamente la inversión en energías limpias y garantizarle al país el abastecimiento de electricidad por muchos años más, sin tener que quemar búnker de manera permanente en las plantas de Moín y Garabito y sin que los costarricenses tuvieran que pagar hasta tres veces más por kilovatio en relación con el costo de la generación con energías renovables.

La reforma eléctrica que impulsaba la Administración Arias buscaba el aprovechamiento máximo de los recursos naturales de la nación y un nuevo orden en la producción de la energía eléctrica, sin topes artificiales al desarrollo nacional. También buscaba aprovechar al máximo las capacidades empresariales y energéticas de nuestra sociedad para no transferirle a los costarricenses los sobrecostos térmicos sino, más bien, los beneficios de la competencia y de la utilización de las energías limpias.

Telecomunicaciones

En la Administración del presidente Arias se fortaleció con recursos y un nuevo marco jurídico al Instituto Costarricense de Electricidad, preparándolo para enfrentar la competencia. La Administración Arias, que algunos acusaron de querer destruir al ICE, llevó la inversión en telecomunicaciones y electricidad de 171 mil millones de colones en el año 2005 a 832 mil millones de colones presupuestados para el año 2010, un incremento de un 386%. La Administración Arias entregó un ICE mucho más fuerte y mucho más seguro de lo que era cuando inició su mandato.

Un cambio social

Decía el escritor angloamericano, T. S. Eliot, que no es posible encontrar un sustituto para el sentido común. En efecto, en la vida hay cosas reemplazables y cosas irremplazables. La energía que produce el petróleo puede ser sustituida, y Costa Rica debe ser capaz de encontrar diferentes alternativas. Si queremos alcanzar la meta de convertirnos en un país neutral en emisiones de carbono para el año 2021, entonces tenemos que hacer un esfuerzo colosal por sustituir la energía térmica por fuentes renovables de energía.

Nada puede hacer el gobierno de la República para proteger el medio ambiente, si no cuenta con el apoyo de la sociedad. Sin la ayuda de los empresarios y comerciantes, sin el compromiso de los agricultores y amas de casa, sin la voluntad para educar de los profesores y maestros. Necesitamos un cambio social, y no sólo un cambio político. Un cambio en el que todos aceptemos nuestra cuota de responsabilidad. Tanto ambientalistas como no ambientalistas, habitantes de zonas rurales como habitantes de zonas urbanas, personas ricas como personas pobres, nacionales como extranjeros; todos somos consumidores y todos debemos reconocer nuestra parte en el daño ambiental. Hasta que no comprendamos eso, hasta que no abandonemos la práctica de acusarnos los unos a los otros, y responsabilizarnos por los estragos ocasionados, es poco lo que podremos avanzar en la protección del medio ambiente. Debemos sentarnos a dialogar con genuina voluntad para transigir y avanzar, conscientes de que todos queremos lo mejor para Costa Rica, y de que nadie está exento de los daños que ha sufrido nuestra naturaleza. La humanidad enfrenta hoy la posibilidad de atravesar un desierto inclemente, en un éxodo que durará mucho más que cuarenta días y cuarenta noches: el éxodo de la eternidad, sobre las arenas ardientes de nuestra irreflexión. Si no hacemos algo ya para modificar nuestros patrones de deterioro ambiental, no pasarán muchos siglos antes de que nuestro planeta sea un desierto desde el Océano Pacífico hasta el Océano Índico, desde el Cabo de Hornos hasta el Polo Boreal. Pero aún estamos a tiempo de cambiar. Nuestro instinto de supervivencia todavía nos puede salvar. La voluntad puede ser el bien más abundante o el más escaso. Puede ser un río portentoso o un arroyo a punto de secarse. De todos depende que seamos juntos un hilo de agua que se pierde en la arena, o un torrente que lleve vida hasta las zonas más secas de la Tierra de hoy y de mañana.

REFORMA INSTITUCIONAL

El Plan Nacional de Desarrollo es un producto del avance que se logró en una Reforma Institucional. Antes del Gobierno del presidente Oscar Arias, la planificación y la evaluación eran palabras de un lenguaje pretérito. La ausencia de pensamiento estratégico se había apoderado de la función pública, y era virtualmente imposible distinguir las prioridades en medio de una maraña de acciones sin ningún orden de prelación. Lo primero que hizo la Administración del presidente Arias fue organizar en sectores nuestra compleja red institucional, señalar a los responsables de cada tarea y establecer prioridades. Se promovió una mejor comunicación entre los Ministerios; entre el Poder Ejecutivo y los demás Poderes de la República, y entre el Gobierno Central y los Gobiernos Locales. Todo esto permitió enfocar los esfuerzos de manera estratégica, en las áreas más urgentes y en las más trascendentes.

El presidente Arias siempre dijo que Costa Rica necesita un estado fuerte, capaz de influir en los procesos económicos y sociales, de manera oportuna y eficiente. Más que por su eficacia, el Estado costarricense está definido por el abandono de muchas de sus funciones esenciales, por la enorme dispersión institucional y, sobre todo, por una cultura en la que bloquear y controlar es mucho más importante que ejecutar. Para el presidente Oscar Arias cambiar este síndrome es una tarea inmensa, pero impostergable, en la que le anima una idea básica: reformar el estado no significa destruirlo ni maniatarlo, tampoco significa simplemente despedir funcionarios; significa, ante todo, poner sus procedimientos y sus prioridades en orden, para que haga bien lo que sólo el estado puede hacer.

El reto es el camino

El presidente Oscar Arias dejó la posibilidad de convertir a Costa Rica en una nación desarrollada. Pero esa posibilidad depende de que los costarricenses seamos capaces de construir, también, una cultura política desarrollada, una forma más madura de entender el proceso democrático. Porque ninguna nación desarrollada dura cinco años discutiendo un proyecto de interés nacional; ninguna nación desarrollada hace de todo debate político una trama de denuncias penales y expedientes constitucionales; ninguna nación desarrollada permite que sus procesos de control, que son cruciales, sean empleados como coartada para impedir que el Gobierno ejecute sus propuestas.

Si queremos hacer transitable las vías políticas debemos lograr la reforma fiscal que nuestro Estado desesperadamente necesita, debemos aprobar los cambios legales y constitucionales que delimiten las atribuciones de nuestras instituciones públicas, permitiendo un mejor equilibrio entre las instancias de control y las de ejecución. Debemos de simplificar los trámites que obligan a nuestros inversionistas a peregrinar de ventanilla en ventanilla y debemos de perfeccionar nuestro proceso de descentralización. Y sobre todo, hacer transitables las vías políticas será trascendental si hemos de construir una cultura de verdadera responsabilidad política, en donde cada quien rinda cuentas por sus aciertos y sus errores, sin correr el riesgo de un linchamiento público, en nombre de una ética que tiene un terrible sabor a vendetta.

POLÍTICA EXTERIOR

En Política Exterior todos tenemos razón para sentir orgullo de la Administración del presidente Oscar Arias. El Gobierno del presidente Arias dignificó la política exterior, pero además le añadió un pragmatismo indispensable. Somos una nación pequeña, desarmada y vulnerable, en un contexto de globalización e incesantes cambios mundiales. Al mismo tiempo, hemos sido capaces de acumular considerables fortalezas morales por nuestro apego, histórico y no oportunista, a causas centrales para la supervivencia de la especie humana, como la paz, la promoción de los derechos humanos y la protección del ambiente. Todo ello impulsó al presidente Arias a apuntalar la política exterior de su Administración, como un instrumento de vital importancia para la proyección y la protección del país. Costa Rica puede ser una potencia moral en el mundo, pero requiere de una valiente política exterior que lo haga posible.

En el transcurso de los cuatro años de su Gobierno, el presidente Arias defendió ante el mundo iniciativas que devolvieron el carácter innovador y visionario a nuestra política exterior. En múltiples foros el presidente Arias presentó la propuesta del Consenso de Costa Rica, que permitirá estimular la inversión social y castigar el inhumano gasto militar en los países en vías de desarrollo. Asimismo, logró que la iniciativa de la Fundación Arias para la Paz y el Progreso Humano, de aprobar un tratado que regule la transferencia de armas a estados, grupos o individuos, haya recibido el apoyo de la Asamblea General de las Naciones Unidas. El presidente Arias presentó al mundo entero la iniciativa «Paz con la Naturaleza», que busca fortalecer la acción política y el compromiso mundial para revertir tendencias preocupantes en el ámbito global, nacional y local del impacto humano en los ecosistemas. Costa Rica puede y debe recordarle al mundo que nuestro tiempo requiere de una nueva ética hacia la naturaleza, que reconozca que las fronteras no son válidas para los ciclos naturales, y que no tenemos otra opción que cooperar en función de los objetivos ambientales globales.

Se establecieron relaciones diplomáticas con más de 20 países, incluidos China, Cuba y varias naciones árabes moderadas. Se presidió el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Se abrieron cuatro nuevas embajadas, en China, en India, en Qatar y en Singapur. Se rectifica un error histórico al trasladar nuestra embajada en Israel, de Jerusalén a Tel Aviv. En cada foro al que el presidente Oscar Arias acudió, en cada discurso que pronunció, en cada entrevista que concedió, promovió el Consenso de Costa Rica, el Tratado sobre la Transferencia de Armas y la iniciativa Paz con la Naturaleza.

Más que un pedazo de suelo

El presidente Oscar Arias recorrió el mundo pregonando las verdades más intensas de nuestro credo histórico, y nuestro pueblo recibió la recompensa de una humanidad que entiende que Costa Rica es algo más que un pedazo de suelo en el centro de América: es una idea, es un sueño, es la utopía de una segunda oportunidad sobre la Tierra; una oportunidad para que los seres humanos destierren los fantasmas del odio y de la guerra, para que escojan la vida por sobre cualquier amenaza, y se atrevan, finalmente, a construir la felicidad.

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Discursos

08 de mayo de 2006

Escojo la vida, la democracia y el desafío de cambiar en paz

Óscar Arias Sánchez, Presidente de la República, Toma de Posesión.

01 de mayo de 2007

Lealtad con las esperanzas de nuestro pueblo

Óscar Arias Sánchez, Presidente de la República.

01 de mayo de 2008

La casa que hemos empezado a construir

Óscar Arias Sánchez, Presidente de la República.

01 de mayo de 2009

El tercer tomo en la biblioteca de un nuevo tiempo

Óscar Arias Sánchez, Presidente de la República.

01 de mayo de 2010

Servirle a este pueblo ha sido el mayor honor de mi vida

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Consejo de Seguridad de la ONU, Set. 2009

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