Oscar Arias Sánchez
Ex Presidente de la República de Costa Rica
Premio Nobel de la Paz 1987
San José, 27 de noviembre de 2013
Quiero comenzar por felicitar al grupo de jóvenes que hoy se gradúa de este Programa de Formación Política de Fuerza Verde y agradecerles el honor que me hacen de que esta generación lleve mi nombre.
También quiero agradecerles la invitación a este conversatorio. Jamás me perdería la oportunidad de exponer mis ideas a una audiencia tan valiosa de jóvenes talentosos y comprometidos como ustedes. Espero haber sembrado el deseo por el estudio y la inquietud por la búsqueda de soluciones a los problemas que enfrenta este nuevo mundo del que ustedes son parte. Seguramente me habrán escuchado decir que la búsqueda de sucesores es una de las principales obligaciones de un líder político. Pues bien, verlos a ustedes aquí me llena de entusiasmo y me da la certeza de que hemos cumplido con esa misión. Nada me ha llenado de más satisfacción en mi vida que ser un mentor de juventudes.
Finalmente quisiera hacer las siguientes reflexiones:
Ustedes pertenecen a una generación privilegiada. Nunca como ahora, el mundo ha tenido una generación de jóvenes tan bien preparados, cultos, informados, llenos de conocimientos, con grandes habilidades y destrezas tecnológicas y con una capacidad investigativa casi ilimitada. Para ser verdaderos líderes lo importante es tener las ideas claras, visión de mundo y visión de lo que quieren hacer para poder plasmar esas ideas en realidades. Y para eso se requiere valentía, coraje, y no tenerle miedo a la crítica. Que la crítica no los haga retroceder en su afán por materializar esos sueños. Puedo recomendarles esto con una gran autoridad moral, porque esa ha sido para mi una vivencia personal.
Creo entender muy bien la animadversión de buena parte de nuestros jóvenes de involucrarse en política, pues hemos creado una cultura en donde de todo se quiere hacer un escándalo y nadie parece preocuparse por encontrar las mejores soluciones a los problemas que enfrentamos. Para muchos el mejor político es el que hace más denuncias y más acusaciones, y no el que es capaz de proponer, inspirar y convencer a fin de abonar el terreno en el cual pueda sembrar sus ideas.
Quiero aprovechar esta graduación para pedirles que no se dejen vencer por los cínicos y los demagogos y por quienes solo saben ensuciar el debate público. Lo he dicho en el pasado: «la política es la más poderosa herramienta para transformar la vida.» No es vanidad creer que uno puede cambiar el curso de la historia. ¿Cómo sería la Costa Rica de hoy si hubiésemos escuchado las voces de quienes nos decían que no era posible silenciar las armas en Centroamérica? La paz para nuestros hermanos centroamericanos fue posible gracias a que en Costa Rica la pudimos soñar y trabajamos para hacerla una realidad, cuando convencimos a los demás gobiernos de la región de tomar el destino de nuestros pueblos en nuestras propias manos.
Hoy es el turno de ustedes. Nadie mejor que ustedes conoce el espíritu de la época que les toca vivir.
A los jóvenes de mi patria les digo que no le crean a quienes les dicen que ustedes son los líderes del futuro. No, no es así, ustedes son los líderes de hoy. Tomen en sus manos los desafíos y las oportunidades que el mundo les ofrece y denle rienda suelta a la imaginación. Sí ustedes son capaces de imaginar un mundo mejor también serán capaces de convertir esas ideas en realidad hoy, no mañana ni el próximo año, ni dentro de diez años. No esperen a que alguien les diga cuando es su turno para comenzar a ejercer su liderazgo.
Ya lo dijo Goethe: «El mejor destino que se le puede dar a una vida es dedicándola a algo que dure más que la vida misma.»
Pregúntense cual es la Costa Rica que quisieran construir. Cuando definan el rumbo de inmediato comiencen a caminar, porque cuando se sabe a dónde se quiere llegar es fácil encontrar el camino. No tienen que comenzar haciendo cosas grandes. Las grandes ideas siempre han comenzado con cosas pequeñas. Pero no tengan miedo de pensar en grande. Comiencen a caminar hoy y aspiren a cambiar el mundo, blandiendo la esperanza como herramienta y los sueños como estandarte.