Óscar Arias Sánchez, Presidente de la República, 01 de mayo de 2009.
Señor Presidente, señoras y señores diputados:
El más reciente calendario democrático de Costa Rica perdió ayer su hoja postrera. Doce meses han transcurrido desde la última vez que obedecí al sagrado deber constitucional de comparecer ante esta Asamblea Legislativa. Doce meses desde la última vez que celebramos este bautismo anual, que bendice nuestra política con el agua diáfana de la verdad, la humildad y el diálogo franco entre los poderes de la República. Doce meses desde la última vez que hablé en este estrado, y ante el escepticismo de algunos, mencioné los nubarrones que ensombrecían el horizonte de la humanidad. Y sin embargo, el 1 de mayo de 2008 parece mirarnos con asombro desde una distancia lejana, hoy que los pronósticos son realidades y los presagios son desafíos que debemos enfrentar.
El último año lleva la marca punzante de la peor crisis económica internacional de la que cualquiera de nosotros tenga memoria. Y esa marca puede verse, como rúbrica de realismo, en cada una de las políticas asumidas por el Gobierno. Éste fue un año de esfuerzos excepcionales, en el que el funcionamiento normal de la Administración tuvo que aprender a convivir con el manejo de todo tipo de adversidades; en el que tuvimos que separar las acciones prescindibles de las esenciales, y tomar decisiones difíciles para poder mantener y profundizar nuestra agenda social y económica.
En todo el mundo, muchos gobiernos han corrido a esconderse en las catacumbas del miedo y la perplejidad. Nosotros, en cambio, hemos seguido avanzando. No hay marcha atrás en nuestra voluntad de poner a Costa Rica a caminar de nuevo. No hay marcha atrás en nuestro compromiso de darle a quienes menos tienen las oportunidades que siempre les fueron negadas. No hay marcha atrás en nuestra intención de heredarle a la próxima Administración un país capaz de asumir los retos de la modernidad. El camino es ahora, sin duda, más empinado; pero continuaremos escalando. Dentro de un año llegaremos a la última estación de nuestro ascenso, y pasaremos el relevo a quien los costarricenses elijan para sucedernos. Pero ese tiempo no ha llegado todavía, y tenemos aún muchas tareas que emprender y terminar. En esto quiero ser muy enfático: en mi Gobierno nadie está empacando sus cosas. Trabajaremos sin descanso, hasta el último día, por alcanzar las metas que nos hemos propuesto, y por atender las necesidades del pueblo de Costa Rica. Seguiremos escribiendo la historia hasta colocar en el estante el cuarto tomo del libro de nuestro turno en el poder.
Hoy les entrego el tercer tomo del libro que estamos escribiendo entre todos. Es el libro de un nuevo tiempo para Costa Rica. En sus páginas está escrita una historia de transformación, el relato de un pueblo que se atrevió a pensar en grande y no le tuvo miedo a cambiar. Un pueblo que finalmente decidió levar anclas y perseguir un norte a la altura de sus sueños. ¡Con qué facilidad nos acostumbramos a los cambios favorables! ¡Con cuánta rapidez enterramos la memoria de un pasado en el que nuestras circunstancias eran notablemente distintas! A nadie parece sorprenderle hoy que cientos de miles de jóvenes costarricenses estudien con una beca del programa Avancemos, que nuestros productores tengan libre acceso al mercado más poderoso del mundo, o que nos encontremos negociando el ingreso a mercados que reúnen 1.800 millones de consumidores más. A nadie parece sorprenderle que nuestras calles y carreteras hayan dejado de ser motivo de vergüenza nacional, que la hacienda pública se encuentre en orden, o que Costa Rica haya recuperado su voz en el concierto internacional. Nos hemos acostumbrado a estas realidades. Nos hemos acostumbrado a un Gobierno que toma decisiones y que funciona a pesar de las dificultades. Ése es el mayor halago que el pueblo costarricense puede brindarle a sus gobernantes: dar por sentada su buena labor. No hay mayor recompensa para mí, ni para mi equipo de Gobierno, que la confianza que diariamente deposita este país en nosotros. Han sido muchos los logros obtenidos, pero más grandes han sido los infortunios que hemos sabido evitar. A veces los Gobiernos son muy buenos por lo que hacen, pero son aún mejores por lo que evitan. Si esta crisis no nos ha golpeado con mayor dureza, ha sido precisamente porque hemos sabido adoptar a tiempo las decisiones correctas.
La evidencia demuestra, que juntos, hemos logrado que Costa Rica sea uno de los países latinoamericanos que mejor ha lidiado con las consecuencias de esta crisis mundial. La casa que hace un año mencioné en este recinto, cuyas paredes habrían de proteger a nuestra población del mal tiempo internacional, ha resistido el embate del clima. Hoy quiero hablarles del estado de esa casa, de los avances realizados y de los ladrillos que quedan por colocar.
Inversión social
Como saben, la primera pared de esa casa es la inversión social, y en particular la inversión en educación y ciencia y tecnología. Este Gobierno es de todos los costarricenses, pero particularmente de los más humildes. Fuimos elegidos por las personas más pobres de Costa Rica, y no lo vamos a olvidar. Es por eso que 150.000 jóvenes en condiciones socialmente vulnerables recibirán este año una beca del programa Avancemos. Es por eso que hemos aumentado, por cuarta vez, las pensiones del Régimen No Contributivo de la Caja Costarricense de Seguro Social. Es por eso que hemos incrementado sensiblemente los recursos destinados a los comedores escolares y CEN-CINAIS. Es por eso que continuamos con las asignaciones familiares, que le permiten a miles de familias costarricenses llegar tranquilas al fin de mes.
Es por eso que seguimos dando una fuerte lucha por erradicar precarios, aunque en esto sin duda tenemos todavía un rezago considerable, que nos obliga este año a redoblar esfuerzos. En esta tarea contaremos con el impuesto a las casas de lujo que hace algunos meses aprobó esta Asamblea Legislativa. Ése es un impuesto cuya aprobación me enorgullece como costarricense, porque refleja las mejores tradiciones de solidaridad de nuestra nación. Tengo la total convicción de que aún estamos a tiempo de legar a Costa Rica resultados excepcionales en el sector de vivienda.
Educación
En materia educativa, cosechamos los frutos de nuestro trabajo por segundo año consecutivo, al lograr una reducción aún mayor en la tasa de deserción colegial. Añadimos una cuota de racionalidad elemental a nuestra educación secundaria, al modificar los términos de repitencia que sumían a nuestros jóvenes en la frustración y los alejaban de las aulas. Equiparamos el salario de nuestros profesores y maestros con el de los profesionales, por lo que hoy reciben, en promedio, un salario 40% superior al que recibían en mayo del año 2006. Y aún en épocas de crisis internacional, hemos despertado una función adormecida en el sector de la educación pública: la construcción de infraestructura. Y en esto incluyo no sólo las escuelas unidocentes de las zonas rurales, las mejoras en los colegios del Área Metropolitana o la inauguración de nuevos colegios científicos, sino también las maravillosas escuelas de música del Sistema Nacional de Educación Musical, que hemos abierto a lo largo de todo el territorio costarricense.
Junto con esto, hemos fortalecido el razonamiento lógico de nuestros estudiantes, su dominio de idiomas extranjeros y su manejo de las tecnologías de la información y el conocimiento. Así, continuamos multiplicando los centros educativos con conectividad, y hemos inaugurado ya un total de 190 Centros Comunitarios Inteligentes en todo el territorio nacional. El programa Costa Rica Multilingüe cumple un año de haberse establecido, y con la ayuda de instituciones públicas y privadas, hemos logrado capacitar a miles de profesores del MEP. Poco a poco, iremos acercándonos a nuestra meta de lograr que, para el año 2017, el 100% de los estudiantes graduados de secundaria cuenten con algún dominio del idioma inglés. En acciones como éstas se lee el compromiso de un país con su educación, y no sólo en la obsesión por incrementar el porcentaje del Producto Interno Bruto, que nuestras finanzas públicas simplemente no pueden suplir en medio de una crisis internacional.
A lo largo de nuestra historia, hemos pagado un alto precio por pretender que las conquistas en el papel son conquistas en la realidad. Tenemos que tener la madurez política para distinguir entre las metas viables y los espejismos, y aprender a aplicar la ética de lo posible, que es la única que rinde frutos para nuestra población. Todo lo demás son palabras.
Salud
También hemos cosechado éxitos tangibles en el área de salud. Desde la vacunación temprana de nuestros bebés, hasta la atención plena de nuestros adultos mayores; desde la disminución drástica de los casos de dengue y de malaria, hasta la histórica reducción de la mortalidad infantil; desde la promoción del deporte y los Juegos Nacionales, hasta la construcción de un estadio de clase mundial, seguimos impulsando un sistema de atención general de la salud, y no sólo de atención de la enfermedad. Continuamos la construcción de hospitales y de EBAIS, al tiempo que hemos fortalecido a la Caja Costarricense de Seguro Social, a través de la cancelación progresiva del monto de 185 mil millones de colones que el Estado le adeudaba. Esto último quiero enfatizarlo: este Gobierno no se ha dedicado a hacer discursos sobre la solidaridad, y la necesidad de proteger la seguridad social de las fuerzas que presuntamente la amenazan. Eso lo hace cualquiera y además sale barato. Lo difícil, pero también lo imprescindible, es pagar las deudas para que haya equipos médicos de calidad y poder retomar el camino de la inversión hospitalaria. Eso es lo que ha hecho este Gobierno y ésa, señoras y señores diputados, es la única solidaridad que me interesa: la que tiene resultados concretos. Predicar solidaridad y no dar trigo, eso que lo hagan otros.
Nunca más que ahora el fortalecimiento de las capacidades en el sector salud resulta esencial. Como sabemos, en los últimos días hemos tenido que lidiar con la amenaza de una pandemia de influenza, que mantiene al mundo en vigilia permanente. El pasado martes firmé un decreto de declaratoria de emergencia y realicé un llamado a la calma y la prudencia. He solicitado a las casas farmacéuticas, distribuidores y vendedores de medicinas, jabón, alcohol y mascarillas, que no aumenten los precios de estos productos, ni se enriquezcan a costa de la legítima preocupación del pueblo de Costa Rica. A todos los costarricenses, les repito que tengo plena confianza en la capacidad de nuestro país de atender esta emergencia sanitaria. Tenemos los medicamentos, el personal y las regulaciones necesarias. Confío en que si cada quien sigue las instrucciones básicas de nuestras autoridades de salud, este episodio pasará sin afectar gravemente a Costa Rica.
Producción
La segunda pared de la casa que hemos construido, es el impulso a la producción nacional. Hemos dado un rumbo claro al sector agrícola de nuestro país, reformando sus instituciones, instaurando un seguro de cosechas y ampliando las opciones de crédito. Frente a la crisis alimentaria internacional, a mediados del año pasado, elaboramos un Plan Nacional de Alimentos que distribuyó recursos para apoyar a los campesinos costarricenses. Aunado a esto, y gracias a la iniciativa de esta Asamblea Legislativa, hemos puesto en marcha el sistema de Banca para el Desarrollo, cuya ejecución ha permitido crear líneas especiales de crédito y brindar financiamiento oportuno a micro y pequeños productores, incluidos aquellos que se vieron afectados por el terremoto de Poás. Para continuar con la implementación de este emblema de democratización económica y justicia social, sin embargo, requerimos del apoyo de ustedes, señoras y señores diputados, en la aprobación de algunas reformas al mecanismo de peaje bancario contemplado en la ley.
Comercio exterior
Igual de importante que nuestro estímulo a la producción local es nuestro impulso al comercio exterior. Porque en los tiempos que corren, darle la espalda al mundo y aislar nuestra economía, no es más que hacer las del pulpero que le vende sólo a la familia. Ése es el camino más seguro hacia el subdesarrollo y la pobreza.
Deseo expresarles mi gratitud a cada uno de ustedes, señoras y señores diputados, por el esfuerzo colosal que significó el trámite y aprobación de la agenda de implementación del TLC, que entró en vigencia el 1 de enero de este año, y con el cual los monopolios que durante décadas habían atado a nuestro país a un pasado remoto, dejaron de existir. Hoy disponemos ya de la institucionalidad reguladora para el mercado de telecomunicaciones, que nos permitirá traerlas al siglo XXI, protegiendo la solidaridad y la universalidad que defendimos por igual quienes en el referéndum del 2007 votamos por el SÍ o por el NO. Pronto concluiremos las rondas de negociación de un Acuerdo de Asociación con la Unión Europea, y hemos empezado las negociaciones de un TLC con China y Singapur. Este año iniciaremos también conversaciones para un Acuerdo de Asociación con México y Panamá. Ésta es la senda que en el 2008 nos permitió recibir 2.000 millones de dólares en inversión extranjera directa. Es la senda que llevó a nuestras exportaciones a crecer a un ritmo superior al 5% durante el último año. En momentos en los que el mundo encara cifras negativas, crecer, aunque modestamente, es un logro inmenso. Para afianzarlo, hemos enviado a esta Asamblea Legislativa el proyecto de reforma a la Ley de Zonas Francas, que pone en claro las reglas futuras para este sector exportador. Les hago la más vehemente instancia para la pronta aprobación de este proyecto.
Infraestructura
Y así como no hemos retrocedido en la búsqueda de mercados para nuestra producción, hemos cumplido nuestra promesa de recuperar la infraestructura vial y ordenar el transporte público en nuestro país. Gracias a la labor conjunta y responsable de los tres Poderes de la República, la Ley de Tránsito ha salvado ya decenas de vidas en nuestras carreteras. Hemos reactivado el tren urbano, y recientemente el tren a Heredia, y tenemos listo para su arranque el proyecto de rutas intersectoriales, para lo cual apoyaremos a las empresas encargadas de brindar el servicio.
Estos dos componentes son cruciales para mejorar la calidad de vida de los habitantes del Área Metropolitana, pero no abandonaremos nuestro compromiso con los habitantes de las zonas rurales, que requieren caminos transitables para transportar sus productos y mantener el turismo, que atrae a nuestro país a más de dos millones de visitantes por año. Es por eso que hemos construido 550 kilómetros de caminos vecinales, junto con carreteras estratégicas dentro y fuera del Valle Central. Para compensar los efectos de la crisis internacional, este año el Estado reforzará su función empleadora, generando trabajo en la construcción de infraestructura y llevando la inversión pública al 5% del Producto Interno Bruto, una cifra que el país no alcanzaba desde hace mucho tiempo.
En esta asignatura, sin embargo, es urgente que este Congreso apruebe el préstamo que negociamos con el Banco Interamericano de Desarrollo, que nos permitirá dedicar 850 millones de dólares a la construcción de obra nueva. De ese préstamo, el Gobierno actual podrá aprovechar apenas una pequeña parte. Esto tiene poco que ver con la obra que haga esta Administración, sino que tiene que ver con las inversiones que como país debemos emprender para crecer, independientemente de quién esté en el Gobierno. Desde hace muchos años un Gobierno no se endeudaba en términos tan favorables como los que hemos logrado conseguir en esta Administración. Nuestra prudencia en el manejo de las finanzas públicas, es la carta de presentación con que hoy vengo a pedirles su apoyo a los empréstitos que aún se encuentran en conocimiento de esta Asamblea Legislativa, como este préstamo con el BID y el préstamo por 500 millones de dólares para el Banco Central.
Energía y ambiente
Les agradezco la aprobación del préstamo por 500 millones de dólares que hoy nos permite contar con recursos suficientes para fortalecer al ICE, y reforzar nuestra capacidad de producir energía limpia y renovable. Hoy reafirmo frente a ustedes mi compromiso de no permitir la exploración petrolera en Costa Rica, y de buscar mayores fuentes de energía hidráulica, eólica, geotérmica y biomásica. Estos esfuerzos se sumarán a la iniciativa Paz con la Naturaleza, con la que seguimos dando los pasos necesarios para alcanzar el Bicentenario de nuestra Independencia como un país neutral en emisiones de carbono.
Seguridad
La tercera pared es la lucha contra la delincuencia y las drogas. Sé que éste es un tema sensible, en el que las expectativas serán siempre superiores a nuestras capacidades, y la tarea será siempre más extensa de lo que puede realizarse en el transcurso de un Gobierno. No hay soluciones fáciles, ni rápidas al problema de la inseguridad. Decir lo contrario es demagogia pura y peligrosa. Y sin embargo, hemos dado pasos determinantes en este último año. Gracias al esfuerzo de esta Asamblea Legislativa, contamos hoy con la Ley de protección de víctimas y testigos y la Ley contra el terrorismo. Guardo la esperanza de que pronto dispondremos también de la Ley contra la delincuencia organizada. Hemos visto con satisfacción la rapidez con que se condena a los delincuentes en los nuevos Tribunales de Flagrancia, algo que es posible gracias al hecho de que Costa Rica es el único país en Latinoamérica que tiene espacio en sus cárceles. Hay una mayor presencia policial que los costarricenses agradecen en sus calles y en sus barrios. Hemos logrado la desarticulación de peligrosas narcobandas, al tiempo que equipamos y profesionalizamos nuestra fuerza policial. Este año nos proponemos instaurar, en las zonas más peligrosas de nuestra capital, un moderno sistema de cámaras de vigilancia que nos permitirá monitorear nuestras calles, y cuyos videos servirán de prueba en los procesos judiciales. Y aquí deseo reiterar que el esfuerzo por combatir la delincuencia en nuestro país no es sólo competencia del Poder Ejecutivo y del Poder Legislativo, sino también del Poder Judicial.
Con todo, insistiré hasta el final en que la lucha contra la delincuencia no la acabará ganando un batallón de policías ni una fila interminable de celdas infranqueables, sino la obra social que pacientemente hemos venido edificando. La ganarán los estudiantes que se gradúen de secundaria, en lugar de unirse a la pandilla del barrio. La ganarán los jóvenes que encuentren empleo en una empresa exportadora, en lugar de trabajar para el traficante de la esquina. La ganarán los costarricenses que encuentren en el Estado alternativas para realizar sus aspiraciones, sin tener que sumarse a las hordas de la delincuencia. Juntos forjaremos una sociedad en donde el vicio y la violencia dejarán de ser más fáciles y más accesibles que la virtud y el trabajo.
Política exterior
La cuarta pared que el año pasado señalé fue el fortalecimiento de nuestra política exterior. Esta Administración le ha devuelto a Costa Rica el protagonismo que merece en el anfiteatro del mundo, el protagonismo que se basa en el poder de las ideas y los argumentos, en la autoridad moral que dimana de una historia de paz, democracia y libertad. Hemos defendido sin descanso en el concierto de las naciones el Consenso de Costa Rica, el Tratado sobre la Transferencia de Armas y la iniciativa Paz con la Naturaleza. Hemos pregonado el sueño de un mundo que destine más recursos al desarrollo humano, y menos a la maquinaria de la guerra.
En nuestro empeño por otorgarle coherencia a nuestra política exterior, anunciamos el reestablecimiento de relaciones diplomáticas con el gobierno de Cuba. Esta decisión no implica comunión con el sistema político cubano, sino más bien la condición indispensable para tener autoridad moral para referirnos a él, y aprender a lidiar con las diferencias que nos separan sin renunciar a los valores fundamentales de nuestra identidad.
La política exterior es la última pared de la casa con que nos comprometimos a proteger a Costa Rica. Pero en este año enfrentamos adversidades que nos obligaron a ir todavía más allá en nuestros esfuerzos. Me refiero a la crisis económica internacional, y al terremoto de Poás, que dejó una huella de luto en el país.
Plan Escudo
Nuestra respuesta a esta crisis internacional fue pluralista. Lejos de los logros concretos que el Plan Escudo ha traído a Costa Rica, creo que el logro principal es el de habernos convocado a un coloquio nacional, en el que todas las voces conformaron un coro resumido en las acciones de un plan de estímulo económico y protección social.
Este proceso, sin embargo, no está concluido. La democracia es un arca siempre abierta, en donde cada quien puede depositar sus peticiones y sus ofrendas. La próxima semana nos reuniremos con representantes de diferentes organizaciones sociales para discutir sus propuestas, y analizar la forma en que pueden ser incorporadas al Plan Escudo. Con la autoridad que nos da el haber capitalizado la banca estatal, continuamos negociando con los bancos una mayor reducción de las tasas de interés, y una readecuación generalizada de los créditos para los micro y pequeños productores costarricenses. Aunque estamos conscientes de que este año muy probablemente aumentarán la pobreza y el desempleo, seguimos explorando nuevos caminos para dinamizar el sector productivo y proteger los puestos de trabajo en todo el territorio nacional. En medio de la crisis internacional, no sólo estamos sobreviviendo, sino que estamos expandiendo las oportunidades disponibles para nuestra población. En lo personal, recordaré este periodo como uno de los más difíciles de mi trayectoria política, pero también como uno de los que más me han hecho sentir orgullo por este pueblo que no desfallece. Les aseguro que no abandonaré el timón por más picado que encuentre el mar.
Terremoto de Poás
Y es que no sólo hemos tenido que lidiar con los desastres de la economía mundial, sino también con desastres naturales, de los que el más terrible fue sin duda el terremoto del 8 de enero pasado. Una vez más expreso mis condolencias a los familiares de las víctimas mortales, y mi gratitud a los costarricenses que acudieron por miles a ofrecer su ayuda, sus bienes y sus oraciones en la atención de la emergencia. Fue una experiencia dolorosa, que dejó en el alma surcos tan profundos como los que dejó en la tierra. Pero hemos empezado ya el proceso de reconstrucción. Una vez más afirmo que este proceso tomará tiempo, porque no podemos cometer el error de improvisar. A pesar de las presiones de quienes critican sin fundamento, no construiremos bajo riesgo.
Limón
Dejo para el final un tema que ocupará buena parte de nuestra agenda durante el último año de Gobierno: el desarrollo integral de la provincia de Limón. Esta Asamblea Legislativa ha dado su aval a un empréstito por 80 millones de dólares para el proyecto Limón Ciudad Puerto, que nos permitirá recuperar la infraestructura de la cabecera de la provincia. La concesión de los puertos debe ser complementaria a esta inversión. Limón no será nunca una provincia próspera mientras el desarrollo tenga que atracar en uno de los puertos más ineficientes del mundo. No cederemos ante insultos ni amenazas. El pueblo de Limón merece un destino mejor, y no será este Gobierno quien se niegue a construirlo.
Señor Presidente, señoras y señores diputados:
Estos son, a grandes rasgos, los resultados y desafíos que traigo conmigo. Como el viajero que descarga sus alforjas en la casa del hermano, hoy descargo el peso para compartirlo con ustedes. Así como ninguno de los logros obtenidos habría sido posible sin el apoyo de este Congreso, ninguno de los retos pendientes será posible sin su ayuda. Nos queda por escribir aún el último tomo del libro de esta Administración. Yo espero que sea un epílogo digno de nuestra historia. Un gran desenlace que lleve la fuerza hasta el último párrafo, hasta la última frase. Juntos somos capaces de escribir los más bellos capítulos que descansan aún en el tintero. Juntos podemos reinventar la fortuna de nuestra nación. Pero será necesario que alcancemos acuerdos sin ningún otro interés que el bienestar del pueblo de Costa Rica.
Hoy que iniciamos el último tomo, no les pido confianza en mí. Les pido confianza en ustedes, y en el pueblo que representan. Les pido confianza en esta nación bendita, que no sabe rendirse, que no acepta la derrota. Les pido confianza en cada costarricense que, a pesar del esfuerzo y el sacrificio, sigue su marcha ascendente. Este Gobierno está aquí para señalar el camino e impulsar a los más débiles, pero ustedes son la gran caravana, la columna que avanza hasta el final. Ustedes son el músculo y la palanca. Tenemos motivos para ser cautelosos, pero tenemos aún más motivos para ser optimistas. No hay una historia de fracaso en las páginas que nos aguardan, sino una historia de gloria por conquistar. Sólo tenemos que atrevernos a escribirla. Tal y como les dije hace un año, nuestro destino será tan grande como queramos construirlo.
Pido a Dios que nos acompañe en este último año de labores, y recordando aquella hermosa oración, le ruego que nos conceda “serenidad para aceptar las cosas que no podemos cambiar, valor para cambiar las que podemos, y sabiduría para reconocer la diferencia”.
Muchas gracias.