Oscar Arias Sánchez, Presidente Electo,
acto de acción de gracias
frente a la Catedral Metropolitana de San José,
3 de febrero de 1986.
Ocho peldaños
Nadie que suba los peldaños de nuestra Catedral puede hacerlo con rencor en su corazón.
Subir estos peldaños, para entrar en el templo, es traer el arrepentimiento por las ofensas que se puedan haber cometido; es traer las alegrías que se desea compartir; es venir a pedir fuerzas para cumplir; es venir a encontrar la humildad que aplasta la soberbia y el orgullo.
Subir estos peldaños será, siempre, reafirmar el compromiso de que el amor está por encima del egoísmo. Será, siempre, reafirmar que luchar por los más humildes es el mensaje que recibimos de Cristo.
Ocho peldaños nos levantan hasta este templo.
En cada uno de ellos, al subir esta mañana, dejo grabado ante Dios y la Virgen de los Angeles un compromiso, limpio y cristalino, a los hombres y las mujeres de mi patria.
Principios cristianos
Aquí le digo al Pastor de nuestras almas que, en el primer peldaño, está inscrito que regiremos todas nuestras acciones de gobierno basados en los principios espirituales de la civilización cristiana. Nunca tentación alguna habrá de apartarnos de los más sagrados valores morales. Nunca tentación alguna habrá de apartarnos de la humildad. Nunca tentación alguna habrá de apartarnos de nuestro compromiso de servir a los más humildes.
Incorporación plena de la mujer
En el segundo peldaño de esta Catedral, reafirmo nuestro compromiso de luchar incansablemente por la incorporación plena de la mujer. Como el amor y la entrega de que, para nosotros los cristianos, diera testimonio la mujer desde el Calvario, su incorporación plena en nuestra sociedad puede ser tan solo augurio de una Costa Rica más grande; de una Costa Rica donde los odios y la violencia nunca tendrán lugar en nuestras luchas sociales, políticas y económicas.
La Patria Joven
En el tercer peldaño de esta Catedral, reafirmo mi compromiso de incorporar a la Patria Joven. Todo aquello grande y hermoso que nos entregaron nuestros antepasados, hemos de preservarlo con orgullo. Pero queremos hacer también cosas nuevas, que respondan a los retos de los tiempos. Estamos en un mundo nuevo y aún no hemos resuelto problemas muy viejos, que se manifiestan dolorosamente en una Costa Rica olvidada, donde miles y miles de compatriotas padecen hambre, carecen de empleo y no tienen techo digno donde cobijar el amor de sus familias.
Reorientar la economía
En el cuarto peldaño de esta Catedral, reafirmo mi compromiso de reorientar la economía, para que esté al servicio de las necesidades de la familia, en un camino auténticamente costarricense y apegado a nuestros valores espirituales de siempre.
Vamos a construir 80.000 viviendas y vamos a generar 25.000 empleos por año.
Vamos a facilitar la creación de parques para la sana recreación de hombres y mujeres, jóvenes y viejos.
Distribución del poder político
En el quinto peldaño de esta Catedral, reafirmo mi compromiso de distribuir el poder político. Las comunidades, por medio de los municipios y las asociaciones de desarrollo, habrán de tomar sus propias decisiones. Son ellos los que mejor conocen sus propios problemas y solo si logramos que cada cual asuma su responsabilidad en la tarea de resolver aquello que le concierne, lograremos una sociedad más libre y más próspera.
Más democracia económica
En el sexto peldaño de esta Catedral, reafirmo mi compromiso de luchar incansablemente por una mayor democracia económica. Las cooperativas deben extenderse a todos los rincones y actividades de la patria. Es este un modo libre y solidario, para que más y más costarricenses sean propietarios y participen en la forja de más riqueza para Costa Rica.
Combatir la corrupción
En el séptimo peldaño de esta Catedral, reafirmo mi compromiso de luchar incansablemente contra la corrupción. No habrá cabida en Costa Rica para el narcotráfico, ni para hombres y mujeres que, en la actividad pública o la privada, busquen el enriquecimiento por caminos deshonestos.
Es este un mandato sagrado de nuestro pueblo, que clama en esta hora por recobrar la confianza plena entre gobernantes y gobernados; que clama por entrar en un camino de futuro, donde no existan manchas en el alma, donde no tenga cabida la mentira en la boca y donde no exista nunca la traición en las acciones de los gobernantes.
Diremos lo que pensamos y haremos lo que decimos.
Robustecer la paz
En el último peldaño, en aquel que nos permite ya caminar hacia el altar, reafirmo mi compromiso de defender y robustecer la paz de Costa Rica.
Mantendremos a Costa Rica fuera de los conflictos centroamericanos y lucharemos incansablemente por que en Centroamérica no sigan matándose hermanos, olvidándose de Dios.
Pido la bendición
Aquí, a la par suya, Pastor de nuestras almas, he venido a pedirle la bendición, para cumplir el mandato que he recibido de mi pueblo.
He de subir estos peldaños cada vez que sienta flaqueza o necesite compartir alegrías.
Sé que aquí encontraré siempre al amigo que no traiciona jamás, al amigo que siempre escucha, al amigo que sabe perdonar, al amigo que sabe hacer fuerte el brazo que lucha por la justicia, al amigo que es capaz de iluminar la más negra de las oscuridades.
Gracias, mil gracias a todos, y que ¡viva Costa Rica!