Con el corazón enlutado y el recuerdo herido, lamento profundamente la muerte de don Jorge Manuel Dengo. Don Jorge Manuel representa a una estirpe de hombres excepcionales, cuya inteligencia, honorabilidad y visión son capaces de inspirar a generaciones enteras a ver más allá del horizonte. Se enfrentó al Volcán Irazú y al Huracán Juana; creó el ICE; fundó la EARTH; fue Vicepresidente del Banco Interamericano de Desarrollo; creador y jerarca de la Comisión Nacional de Emergencias y de la Oficina de Planificación Nacional; lideró la Estrategia Siglo XXI para Ciencia y Tecnología y fue mi Vicepresidente de la República, y todo ello, sin dejar de ser bombero voluntario a lo largo de casi toda su vida. ¿Hay algo que este hombre no pudo hacer? La verdad, nada se me ocurre. Pero en mi último mandato sí pudimos hacer algo por él: reconocerle su justo lugar en medio de los beneméritos de la patria. Así lo hice con un proyecto de ley enviado a la Asamblea Legislativa para su aprobación.
Esta decisión, como también la de ponerle su nombre al Plan Nacional de Desarrollo en mi segundo gobierno, son gestos muy pequeños para pagarle a don Jorge Manuel su contribución inmensa al desarrollo del país y su capacidad para concebir, inspirar y realizar sueños. Para mí, es tan sólo una forma de decirle que la admiración que he sentido por él desde mi juventud creció con los años, que su ejemplo de servicio público aún me conmueve y que me siento sumamente honrado de que haya sido mi Vicepresidente por cuatro años y mi amigo por muchos más.
Don Jorge nos deja pero no desaparece, porque descansará plácidamente en el lecho que miles de costarricenses han construido para él en el fondo de sus corazones. Un abrazo muy sentido para todos sus familiares y amigos.