Entrego una Costa Rica más grande

Discurso

Óscar Arias Sánchez, Presidente de la República, 01 de mayo de 1990.

Amigas y amigos míos:

Vengo hoy a cumplir, por última vez, con el mandato constitucional de rendir cuentas a mi pueblo. Lo hago ante una Asamblea Legislativa que se reúne por vez primera. Ustedes recogen la tradición más querida de todos los costarricenses: la democracia que compartimos con orgullo. Les deseo una hermosa jornada para la grandeza de la Patria. Doy cuentas al partir con la misma alegría y el mismo optimismo con que lo hice al comenzar. Mi fe en un destino de paz, desarrollo y libertad para Costa Rica ha crecido con el cariño de un pueblo que me enseñó que todo es posible, que no hay obstáculos insuperables cuando se trabaja con fidelidad a los valores que se profesan.

En estos cuatro años el mundo ha vivido cambios sorprendentes. Terminó la Guerra Fría. Se aleja la amenaza aterradora de un holocausto nuclear. Cayó el Muro de Berlín. Tras la antigua Cortina de Hierro se han realizado elecciones libres y pluralistas para elegir las autoridades políticas en casi todos esos países. Mijail Gorbachov está escribiendo una historia de libertad para millones y millones de hombres que vivían en la opresión. En América Latina el camino de las dictaduras y de la violación de los derechos humanos, cambió por uno de oportunidades para la libertad y la democracia. Desde Nicaragua hasta Chile, los pueblos han podido elegir libremente a sus gobernantes.

La balanza entre la guerra y la paz se ha inclinado decisivamente en favor de esta última. Hasta hace unos pocos años el mundo esperaba un desenlace de guerra generalizada en Centroamérica. La matanza despiadada entre iraníes e iraquíes parecía interminable. Tropas soviéticas habían invadido Afganistán. Una Cuba desafiante enviaba soldados a Angola y a otros lugares de Africa. Estados Unidos invadía Granada y así, en casi todos los continentes, parecía prevalecer la agresividad, el deseo de utilizar la fuerza, y no la razón, para resolver los conflictos.

El Plan de Paz de los centroamericanos fue el primero en poner un alto a la locura de la violencia y de las soluciones armadas. Todo estaba listo para la guerra, y hasta hombres justos y nobles llegaron a pensar que ese era el camino correcto. El Acuerdo de Esquipulas dio la vuelta a la Tierra como un grito de esperanza. Con rapidez increíble todo pareció cambiar y se dieron negociaciones exitosas de paz entre Irán e Irak; los soviéticos se retiraron de Afganistán; Namibia logró su independencia; los soldados cubanos retornaron humillados a sus tierras y, súbitamente, todos los países y hombres de diferentes ideologías se unieron en una nueva esperanza: buscar una solución diplomática a sus conflictos. Se abrieron diálogos aun allí donde solo se habían escuchado las armas.

En estos años hemos visto también la radicalización de prácticas terroristas y el aumento de tráficos deshonestos, especialmente el de drogas prohibidas. La cobardía de estas acciones no conoce límites. Han estallado aviones en el aire, matando sin misericordia al inocente. Han matado al niño en la calle y también al que oraba en la iglesia. Al joven que trabajaba el campo y a la madre que compraba el pan. Desde las alturas de Machu Picchu hasta los valles de Irlanda, los terroristas miserables han sembrado dolor y pánico. La droga que a su paso corrompe y mata, cuando alcanza su destino destruye a los jóvenes del mundo. Millones de adolescentes son ya irremisiblemente retardados mentales por esta causa. Otros sufren la adicción como agonía lenta que los transforma en hombres destruidos. Terrorismo y droga, son dos de las amenazas más crueles y siniestras. Por desgracia son símbolos de los tiempos que vivimos. La lucha contra estos males ha entrado en etapas decisivas en las que nadie puede ser neutral.

En Chernobil llovieron cenizas atómicas. En otros lugares la lluvia se ha hecho ácida. Cada día que pasa, el aire que respiramos para vivir nos está matando.

Respiramos gases y pestilencias en casi todas las grandes ciudades del mundo. Los ríos y los mares están contaminados. Tenemos menos agua y menos sombra. Han aparecido algunas perforaciones preocupantes en la capa de ozono que rodea a la Tierra y ésta ha comenzado a calentarse, con el riesgo de poder llegar a destruir toda vida en el Planeta si las cosas siguen igual. La lucha por preservar y mejorar el medio ambiente se ha hecho impostergable y en ella deben cooperar todas las naciones del mundo.

La economía también ha cambiado en pocos años. Todos, sin ninguna salvedad, buscan una mayor participación del sector privado en la producción de riquezas y también de servicios. Casi sin excepciones se procura disminuir la participación del Estado en estas actividades. El mundo se hace más internacional y se crean grandes mercados como el europeo, el asiático o el de Estados Unidos y Canadá. Para nuestros países, los problemas más apremiantes son los de enfrentar las cuantiosas deudas externas acumuladas, enfrentar simultáneamente la pobreza y hacer crecer nuestras economías. Hasta ahora, pocos países del Tercer Mundo han tenido éxito al hacerle frente a este reto tan difícil. Afortunadamente nosotros estamos entre esos pocos.

La ciencia y la tecnología han sufrido cambios vertiginosos. Poco falta ya para que los niños vengan al mundo con una computadora bajo el brazo. La biotecnología, la genética con plantas y animales, y las fibras ópticas son algunos de los avances que nos anuncian cambios cada vez más importantes. Los países capaces de aprovechar estos descubrimientos de la ciencia están desarrollando niveles de vida cada vez más altos y aumenta la brecha entre países ricos y pobres. El desarrollo futuro está vinculado directamente a la ciencia y a la tecnología, y es muy poco lo que los países pobres dedican a estas materias.

Este mundo que cambia todos los días es el que vive Costa Rica y en él me ha correspondido gobernar. Somos un país pequeño y sin armas. No somos potencia militar ni tampoco potencia económica. Pero no somos meros espectadores de los cambios de la humanidad. Nos hemos levantado como una fuerza moral y pasamos a ser parte de la nueva historia.

No seguimos los tambores que llamaban a la guerra, sino que predicamos nuestra paz. No cerramos nuestros laboratorios, sino que llevamos la computadora a las escuelas. No continuamos destruyendo el bosque en busca de ganancias fáciles, sino que iniciamos el camino para cuidar juntos esta tierra bendita. No cerramos los ojos ante el paso de la droga, sino que nos pusimos a la vanguardia de la lucha para derrotarla. No callamos ante el terrorismo, sino que lo denunciamos en todos los foros. No ocultamos la pobreza, sino que creamos trabajos y levantamos viviendas.

Más que darles cuenta, debo darles las gracias por haberme permitido ser su servidor en causas tan nobles. Tan grande fue el respaldo de Costa Rica que nuestras cruzadas recibieron los premios más altos que otorga la humanidad a quienes luchan por la paz, a quienes se esfuerzan por mejorar el medio ambiente, a quienes robustecen y extienden la democracia, a quienes combaten ejemplarmente la droga, a quienes levantan viviendas. Mi gran orgullo como gobernante se confunde con el de ser costarricense. En una hora en que cambia la historia del mundo, somos en parte responsables de la nueva dirección política y económica de nuestra América y de un poco más allá también.

Doy cuenta de la paz

El más sagrado mandato que recibí del pueblo fue el de preservar la paz de Costa Rica. Les juro que nunca me aparté de él, ni aún en los momentos más difíciles. Ni frente a la crítica más dura e injusta. Ni frente a presiones, amenazas o trampas solapadas. Entrego la paz de Costa Rica robustecida: no hay guerrilleros en nuestra tierra, no hay soldados bajo nuestra bandera, no hay dictadores en nuestras fronteras. No hay rangos ni uniformes militares. Celebramos año a año el Día de la Abolición del Ejército. Fuimos parte de un Plan de Paz para Centroamérica y trabajamos en él sin desmayos. Por vez primera en la historia del Istmo, los presidentes de los cinco países han sido elegidos libremente por sus gentes.

En la lucha por la paz, recorrí varios pueblos del mundo y muchas gentes vinieron a Costa Rica. Todos supieron de nosotros y de nuestras luchas. Hace poco, para celebrar nuestros cien años de democracia, nos juntamos 17 mandatarios que representábamos a más de 800 millones de hombres y mujeres. Hablamos de una agenda sin fronteras, para comprometernos al desarrollo y al desarme. A preservar y cuidar el medio ambiente. A robustecer la democracia. A derrotar el narcotráfico. Y a aliviar el pago de la deuda externa.

Para la política exterior de Costa Rica propiciamos con todo el vigor liberarnos de la inercia del pasado y comprometernos con el mundo nuevo y su nueva agenda. Fue así como dejamos atrás al Grupo de Contadora y a los No Alineados. Nos preguntamos, ¿qué significan hoy confrontaciones que ya no tienen sentido? De igual manera, ¿qué sentido tiene el Grupo de los Ocho? ¿Hasta cuándo seguiremos arrastrando sin modificar una Organización de los Estados Americanos que no resuelve nuestros problemas y que a nadie satisface?

El debate sobre las instituciones que debemos reformar o de las que debemos retirarnos está inconcluso y es urgente. Del mismo modo, apenas empezamos a resolver el problema del Ministerio de Relaciones Exteriores, el cual debe ser ejemplar en un país que no tiene ejército. Creamos la Escuela Diplomática; propusimos que los embajadores fueran ratificados por la Asamblea Legislativa y hemos buscado reforzar la carrera del servicio exterior. Estamos, sin embargo, muy lejos de tener el servicio diplomático y consular profesional que necesita el país.

El diálogo de nuestra América Central demanda un parlamento como una garantía más para consolidar la paz. Quiera Dios que esto sea comprendido por esta nueva Asamblea. No hay tarea más urgente que la de contribuir a fortalecer las democracias que nacen allí donde nunca se les conoció. En el robustecimiento de esas democracias está la mejor garantía de una paz estable para Costa Rica. Está la esperanza de que podrán terminar las migraciones que tanto dolor producen y que también afectan gravemente a nuestra economía, al obligarnos a aumentar los gastos en salud, educación y seguridad.

La alianza para la libertad y la democracia, a la que convocamos al asumir mi mandato, está también inconclusa. Las ausencias más flagrantes son Haití y Cuba, donde tenemos al dictador en ejercicio de más larga duración en el mundo. Muchas democracias de las Américas son incipientes y habrá que superar obstáculos de gran magnitud para que se desarrollen. Deberemos insistir y colaborar para que terminen cuanto antes las dictaduras que subsisten. Nunca dos democracias se hicieron la guerra y, por tanto, la libertad política de todos nuestros pueblos es la mayor garantía para la paz. Lo es también para iniciar un programa de desarme que mejore nuestras posibilidades de desarrollo.

Doy cuenta de la economía

La economía creció a un ritmo del cinco por ciento anual durante mi período como presidente. Esto nos coloca entre los tres países con mayor crecimiento de la América Latina. Por vez primera en nuestra historia, las exportaciones sobrepasaron, en 1989, los 1.600 millones de dólares y la inflación, en ese mismo año, no alcanzó el 10 por ciento. La creación de nuevos empleos llegó a 30.000 por año y todos estos fueron absorbidos por el sector privado. Como resultado de este dinamismo la tasa de desempleo se mantuvo por debajo del cuatro por ciento, esto es, una de las más bajas del mundo. Sobre todo destaco el avance de la democracia económica, especialmente mediante del cooperativismo.

Estos logros se dan cuando en Centroamérica existe un clima de guerra y en el mundo entero se hacen severos ajustes económicos en casi todos los países. Firmamos dos acuerdos con el Fondo Monetario Internacional y también el segundo acuerdo con el Banco Mundial para propiciar cambios estructurales en la economía. Estos consisten, básicamente, en hacer más competitiva a nuestra industria bajando paulatinamente los aranceles que protegen lo hecho en Costa Rica. El mercado interno es demasiado pequeño para pretender que cerrando las fronteras podamos garantizar el crecimiento económico.

Estamos obligados a mirar el desarrollo de nuestra economía en el mediano y el largo plazo. ¿A dónde queremos llegar? ¿Cómo lo queremos lograr? Buscamos una economía que esté básicamente en manos privadas y para lograrlo propiciamos disminuir el aparato estatal. El primer paso que nos pareció necesario fue traspasar las empresas productivas que estaban en manos del Estado. En este sentido, el traspaso de CATSA a las cooperativas y el futuro traspaso de FERTICA a los agricultores son buenos ejemplos. No basta que la producción y muchos servicios estén en manos privadas. Es necesario asegurarnos que ello signifique eficiencia, lo que deberá reflejarse en bajos precios al consumidor. No conocemos mejor método para asegurar esa eficiencia que el de una sana competencia.

Solo si somos capaces de producir a buenos precios seremos capaces de vender en los mercados externos. El notable éxito que hemos obtenido hasta ahora en esta materia se realiza a un alto costo, con cargo a los contribuyentes mediante los certificados de abono tributario. Esta situación deberá ser cuidadosamente vigilada. Puede llegar el momento en que la ineficiencia industrial que escondemos tras el proteccionismo, la escondamos entonces detrás de estos incentivos.

La reorganización de CODESA como una agencia de reconversión industrial, marca un hito en la modificación de las formas de estímulo del Gobierno para promover el desarrollo de la industria. Esto, unido a la puesta en ejecución del Programa de Reconversión Industrial, hace prever una colaboración cada vez más constructiva entre los sectores público y privado.

El desarrollo de un sistema financiero ágil y eficiente resulta indispensable para lograr el crecimiento sostenido de la economía en el mediano plazo. Por eso se continuó con el proceso gradual de derregulación del sistema financiero, con lo que se dio a los intermediarios mayor libertad y poder de decisión en el cumplimiento de sus funciones. Al mismo tiempo, se proveyó a la banca nacionalizada de instrumentos y recursos para cumplir con el segundo Programa de Ajuste Estructual.

Reviste especial importancia, para el futuro aumento de las exportaciones, la adhesión ad referéndum de Costa Rica al Acuerdo General de Aranceles y Comercio (GATT). Nuestra incorporación a ese organismo rector del comercio internacional constituye uno de los elementos más importantes en la nueva estrategia de desarrollo del país.

Agricultura

Al dejar el Gobierno puedo decir, con profundo orgullo, que la transformación de la agricultura de Costa Rica se ha iniciado de manera muy exitosa. El sector agropecuario es, en la actualidad, el de mayor crecimiento económico. Contribuye con el 70 por ciento de las exportaciones y es el segundo empleador del país. Contamos con considerables excedentes de granos básicos y hemos aumentado de manera muy significativa, la variedad de productos disponibles para la exportación. Hemos disminuido sensiblemente nuestra dependencia del mercado cafetalero, cuya crisis fue compensada en buena parte por un incremento de 75 millones de dólares en las exportaciones de banano. Piña, melones, macadamia, cítricos y palmito, son solo algunos de los nuevos productos que han contribuido a lograr aumentos en la entrada de divisas.

Dejamos un sector agrícola que camina hacia nuevas fronteras; un sector moderno, dinámico y competitivo. Para su apoyo, queda planteado un esquema de reordenamiento y de modernización de las instituciones, cuyo financiamiento ha sido negociado con el Banco Mundial y con la Agencia para el Desarrollo Internacional.
Como ninguno otro, nuestro Gobierno apoyó la compra de tierras para el campesino. Solo el año pasado, destinamos 1.000 millones de colones para la compra de fincas y se continuó con la entrega de miles de escrituras. Se promovió, con importantes empresas agroindustriales y exportadoras, la firma de convenios para comercializar la producción de los asentamientos campesinos. Hemos trabajado con seriedad en el diseño de esquemas financieros que disminuyan las deudas de los agricultores.

Deben realizarse aún muchos esfuerzos para satisfacer a cabalidad las necesidades de apoyo al campesino y al pequeño productor. Se requieren más recursos para que el campesinado se incorpore de manera plena a la producción agrícola nacional, para beneficio propio y del país. Haber dado pasos importantes en ese sentido es un logro y una satisfacción de la que dejo constancia.

Turismo

El desarrollo del turismo fue objeto de nuestro empeño, tanto desde su dimensión cultural como desde el punto de vista económico. La opinión favorable que nuestro país se ganó en el exterior, gracias a sus iniciativas de paz y democratización, así como los cambios positivos en la situación política centroamericana, provocaron el fortalecimiento de la corriente turística hacia Costa Rica. Gracias a la colaboración de un grupo de empresarios y profesionales costarricenses, se elaboró y se puso en marcha un programa de reestructuración del sector. Como consecuencia de este esfuerzo coordinado, el área turística se desarrolla con optimismo. La ocupación hotelera ha alcanzado una tasa superior al 90 por ciento, y en los primeros meses de 1990 se han concretado millonarios arreglos de inversión para modernizar y expandir las actuales facilidades turísticas. Nos hemos preocupado por orientar este desarrollo hacia fórmulas que garanticen la correcta protección de la naturaleza, así como de nuestra identidad cultural.

Caminos y carreteras

En materia de vialidad, esta Administración definió una clara política de asignar recursos, de manera prioritaria, a las labores de mantenimiento y rehabilitación de obras. En cuanto a la construcción de nuevas vías, nos satisface informar que se concluyeron muchos proyectos de caminos vecinales y muchas etapas planeadas de carreteras. Se continuó la ejecución de la Carretera Costanera en algunos trechos y hemos logrado los créditos que permitirán seguir con otros tramos. Se han ejecutado varios proyectos en la Zona Norte y se encuentra financiada la rehabilitación de la Carretera Interamericana.

Las anteriores obras, unidas al reciclaje de pavimentos emprendido en varias carreteras de la Zona Metropolitana, y la ya financiada construcción de siete puentes en la Península de Osa, dentro del programa de Caminos para la Paz, constituyen solamente parte de lo que esta Administración ha hecho para el desarrollo vial del país.

Emprendimos un extenso programa de mejoramiento de los aeropuertos internacionales y de servicio local. En especial, debemos destacar la iniciativa de construir una moderna terminal de carga áerea en el Aeropuerto Juan Santamaría, con el fin de otorgar mayores facilidades y competitividad a los exportadores. Por otra parte, con miras a estimular el potencial agrícola y el desarrollo turístico de Guanacaste, se ha iniciado un ambicioso proyecto de ampliación del Aeropuerto de Llano Grande, en Liberia.

Además de la labor rutinaria de mantenimiento de las edificaciones nacionales, que incluye a los centros de enseñanza, alcanzamos a construir 500 nuevas aulas como refuerzo al empeño por mejorar nuestro sistema educativo.

Deuda externa

Durante todo el curso del Gobierno, propiciamos negociaciones para lograr el pago de nuestra deuda externa contratada con la banca internacional privada.

Finalmente, llegamos a un acuerdo que es ejemplo para el mundo entero. La Asamblea Legislativa ya aprobó la ley que nos permitirá comprar, por 17 centavos, cada dólar que debemos a esos bancos. Este acuerdo con nuestros acreedores privados me permite decirle a las nuevas generaciones de costarricenses, a la Patria Joven de mi país, que hay sobradas razones para pensar que el sueño de hacer de Costa Rica el primer país desarrollado de América Latina será muy pronto una realidad, de igual manera que lo fue el sueño de ver a Centroamérica democrática y libre.

Economía pequeña

Nuestra economía es pequeña y es imprescindible cuidarla. Es preciso dirigirla con prudencia y recurrir a toda nuestra madurez política para manejarla. Las necesidades de los menos favorecidos en Costa Rica son, muchas veces, apremiantes y todos quisiéramos poder solucionarlas a la brevedad. Es irresponsable, sin embargo, crear expectativas para resolver estos problemas cuando la capacidad de la economía no lo permite.

Algunas variaciones en los ingresos y los gastos estimados del Estado pueden tener efectos inmediatos. Así, por ejemplo, una acumulación de factores que van desde menores ingresos fiscales por la baja de los impuestos del café, hasta mayores egresos por pagos salariales acordados en laudos arbitrales o por el pago de certificados de abono tributario, pueden desajustar las predicciones presupuestarias. Cuando se dan situaciones de esta naturaleza es preciso hacer ajustes sin perder de vista el manejo global de la economía.

Aun cuando el comportamiento de la economía en 1989 fue muy satisfactorio, el Gobierno de la República analizó los resultados fiscales con enorme responsabilidad y preocupación, en vista de que no se alcanzaron todas las metas acordadas con el Fondo Monetario Internacional. Las razones principales fueron que el monto de los salarios pagados creció en un 25 por ciento, es decir, en casi 5.000 millones de colones. El incremento se explica principalmente por la sujeción, por parte del Poder Ejecutivo, a laudos y resoluciones de los tribunales de justicia. También las pensiones crecieron en un 27,2 por ciento, esto es, en casi 2.000 millones de colones. La declaratoria de inconstitucionalidad hizo incontrolable el gasto y en la actualidad, de los pagos de pensiones con cargo al presupuesto nacional, el Estado aporta el 90 por ciento. Por otra parte, los certificados de abono tributario aumentaron en 2.500 millones en 1989 y el incremento de intereses por la deuda interna aumentó en casi 3.000 millones de colones.

Siempre hablamos de un camino costarricense para el desarrollo. Somos muy pocos para tratarnos como estadísticas y no mirarnos en la cara. Por eso hablamos de hacer los cambios gradualmente, sin afectar el empleo, sin dejar, por difíciles que fueran las circunstancias, de invertir en el hombre, en la justicia, en la democracia y en el robustecimiento de la paz. Por eso hemos hablado de una economía con rostro humano.

Doy cuenta de la vivienda

Fue por esto que impulsamos un programa de viviendas que no tiene parangón en el Continente. Construimos 85.000 viviendas. En un esfuerzo nacional, por encima de diferencias políticas, los costarricenses comenzamos a vencer el tugurio. Por vez primera éste está desapareciendo en nuestra tierra. Dependerá ahora de que no disminuyamos la intensidad del esfuerzo para que podamos llegar a ser el primer país libre de tugurios en América Latina. No podemos engañarnos ni por un instante: a aquellos que no tienen vivienda digna les estamos negando el derecho a la dignidad como personas.

Son miles y miles los compatriotas que no tienen ingresos suficientes para obtener la vivienda. Espero que un día el salario de cada trabajador alcance para satisfacer todas las necesidades esenciales y que esto incluya la vivienda. No podemos esperar ese día cruzados de brazos y es por eso que el Estado debe colaborar a que las viviendas se levanten ahora. No debemos detener este esfuerzo, sino que por el contrario debemos reforzarlo. Estamos invirtiendo en la paz y en la justicia, y nada puede ser más rentable para un pueblo orgulloso de su democracia centenaria.

Doy cuenta de la educación

Que gobernar es educar es lema que ha sido usado por mandatarios de muchos países en todo el planeta. No por eso deja de ser verdad. Nos propusimos modernizar sustancialmente nuestra educación. Nada puede ser más grave para Costa Rica que caer en la mediocridad, en contentarnos con aquello que logramos ayer. En un mundo que cambia con tanta rapidez, actuar de ese modo es sencillamente condenarse a la ignorancia. Por esto hemos puesto especial énfasis en el rigor, en la excelencia y en la modernización de nuestro sistema educativo.

Establecimos las pruebas nacionales de sexto grado y los exámenes de bachillerato. El aula y el laboratorio se han activado con los esfuerzos de profesores, estudiantes y padres de familia. Hemos mejorado sustancialmente la preparación de materiales escolares. Nos propusimos poner las bases científicas y humanísticas para que el futuro de nuestros jóvenes fuese plenamente parte de la vanguardia mundial. Los colegios científicos que hemos creado abren oportunidades insospechadas a aquellos con vocación definida por la ciencia y la tecnología.

Señalo singularmente el esfuerzo por el que introdujimos las computadoras en nuestras escuelas. Consagrados a ese objetivo quedan los 130 laboratorios de informática educativa que instalamos en todo el país, sobre todo en las zonas menos favorecidas. Hemos llegado a 78 de los 81 cantones de Costa Rica: desde Upala, Los Chiles y Guatuso en el Norte, hasta La Cuesta, San Vito y Ciudad Neily en el Sur y Daytona en Limón. De esta manera, 2.500 computadoras están al servicio de nuestra niñez. Hoy la computadora no es en mi país patrimonio de niños ricos. No está lejano el día en que tendremos un laboratorio en cada escuela de Costa Rica.

Me complace señalar que, en 1989, quedó resuelto el problema del financiamiento de la enseñanza superior estatal costarricense, gracias a un acuerdo al que esta Administración llegó con las autoridades de las cuatro instituciones universitarias que integran el CONARE. Esas autoridades, encabezadas por los rectores, expresaron su agrado por la solución alcanzada y estoy seguro de que, de ahora en adelante, esas casas de estudio podrán cumplir aún más a cabalidad sus compromisos con el pueblo de Costa Rica.

Ciencia y Tecnología

El Programa Nacional de Ciencia y Tecnología, cuyos alcances llegan hasta el año 2.000, es el producto del esfuerzo integrado de 180 especialistas procedentes de 60 instituciones tanto gubernamentales, como privadas. El cumplimiento de sus cuatro objetivos básicos se inició en esta Administración. Hemos dotado al sistema científico tecnológico de los mecanismos jurídicos y financieros y de los recursos humanos y físicos necesarios para el desarrollo del país. Hay una participación activa en el Programa de Reconversión Industrial, mediante la transformación tecnológica del sector productivo exportador. Hemos dado impulso y promovido el desarrollo de tecnologías de avanzada, de alto contenido de valor intelectual y material agregado, capaces de proporcionarnos ventajas competitivas. Hemos popularizado la ciencia y la tecnología, como un medio para crear conciencia de la importancia de mejorar la calidad de vida del costarricense.

Otro instrumento básico de la política científica fue la creación y el funcionamiento del Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología. El CONICIT se ha constituido en un foro de concertación que reúne a representantes de los sectores fundamentales de nuestra sociedad. Este órgano ha trazado importantes directrices políticas relacionadas con la ciencia y la tecnología, entre las que se destaca el propósito de orientar los recursos de las diversas instituciones, hasta lograr que no menos del uno por ciento del producto interno bruto del país se invierta en desarrollo e investigación.

Doy cuenta de la salud

Históricamente, la preocupación del costarricense por la enseñanza ha ido estrechamente unida a la preocupación por la salud. Juntas, la preparación del espíritu y la protección del cuerpo para asegurar igualdad de oportunidades. Nos dispusimos reorientar la totalidad del Sistema Nacional de Salud, en una acción coordinada de todos los organismos del Estado. Definimos con claridad una Política Nacional de Salud, centrada en el uso cada vez más eficiente de los recursos, de aumento de la capacidad administrativa y de búsqueda de un alto grado de autosuficiencia local.

Nuestra política ha conseguido que el estado general de salud de los costarricenses haya experimentado notables mejoras. El índice de mortalidad infantil volvió a descender, después de diez años de preocupante estabilización. En el ámbito asistencial hemos logrado que el 91,2 por ciento de la población total del país disfrute del seguro de enfermedad, invalidez, vejez y muerte. Con ello podemos declarar que la universalización del seguro social es un hecho.

La Caja Costarricense del Seguro Social ha experimentado nuevos modelos: el de libre elección médica, el de atención integral por medio de empresas cooperativas de autogestión y el centro integrado con la participación activa de la comunidad. Futuras evaluaciones de esos modelos permitirán determinar cuáles orientaciones deben adoptarse en cada región del país, para lograr el propósito de humanizar cada vez más, y a la vez hacer más eficiente, el sistema nacional de salud.

En el campo de la construcción de centros hospitalarios y de clínicas, la Caja Costarricense del Seguro Social realizó la más grande labor de su historia. Durante este período quedaron concluidas las nuevas clínicas de Tibás, Orosi, Aguas Zarcas, Pocosol, Horquetas, La Virgen y la sucursal de Santa Cruz; quedando en proceso de construcción, para concluirse en el presente año, las clínicas de Cartagena, Guadalupe de Cartago, San Juan de Tobosi y la sucursal de Guadalupe.

Al iniciarse el Gobierno, la provisión de agua potable en el país se encontraba en una aguda crisis, al punto de tener que restringir los permisos de construcción de viviendas y urbanizaciones. Ahora contamos con un suministro superior a la demanda de agua potable, lo que permite la eliminación de los racionamientos estacionales. Esto representa un avance de grandísimo efecto en la mejora de las condiciones de salud de los costarricenses. Más del 92 por ciento de los hogares recibe abastecimiento de agua de una red nacional.

Durante nuestra Administración, el ritmo de construcción de acueductos rurales se elevó al promedio de 141 por año, el doble del promedio de los diez años anteriores. Preocupados por la conservación ambiental, por medio del Instituto de Acueductos y Alcantarillados, hemos impulsado amplios programas de protección y mejoramiento de las cuencas hidrográficas.

La capacidad para responder a estados de emergencia quedó demostrada en dos ocasiones recientes. Una, con motivo del Huracán Juana, y la otra con la salida momentánea de operación del sistema de Orosi. En ningún caso, los costarricenses sufrieron incomodidades o alarmas por falta de abastecimiento.

Doy cuenta del medio ambiente

Del compromiso adquirido por este Gobierno de preservar para las generaciones futuras el patrimonio natural de Costa Rica y de propiciar su explotación racional en beneficio de la población, nació el Ministerio de Recursos Naturales, Energía y Minas. Gracias a su labor tesonera, nuestro pequeño país ha tomado una posición de liderazgo mundial en lo que se refiere a conservar la diversidad biológica y las áreas silvestres. Poseemos el mejor y más desarrollado sistema de áreas de conservación y el primer centro de investigación en biología tropical del mundo. La creación del Instituto Nacional de Biodiversidad, auspiciada y promovida por nosotros, es un proyecto pionero en todo el orbe.

La Estrategia Nacional de Conservación para un Desarrollo Sostenible (ECODES) es un esfuerzo de nuestro Gobierno destinado a orientar el futuro del país con una visión de largo alcance, basada en el uso racional de los recursos naturales. Más de un centenar de profesionales y científicos en todos los campos ha contribuido en este proceso, único en la historia del país.

La Declaratoria de Emergencia Forestal, y el consiguiente sistema de control de la tala y del transporte ilegal de madera, nos permitieron reducir en un 50 por ciento la tasa de deforestación. Por otro lado, mayores incentivos incrementaron el área reforestada en un mil por ciento.

Energía y Desarrollo

El Plan Nacional de Energía 1986-2010 constituye un poderoso recurso por prevenir y planificar, lo que nos permitirá conservar la tasa de electrificación más elevada de Latinoamérica. En nuestro período de Gobierno, gracias a la expansión a todos los rincones del país de la red eléctrica, se llegó a un grado de electrificación del 90 por ciento, con más de 100.000 nuevos abonados. Una exitosa campaña para concientizar a los usuarios permitió reducir sustancialmente la tasa de crecimiento del consumo residencial, sin necesidad de someter a la población a incómodas restricciones.

En cuanto a los hidrocarburos, presentamos ante la Asamblea Legislativa una nueva ley que permitirá, entre otras cosas, que empresas extranjeras, bajo la rectoría del Estado, exploren nuestro subsuelo sin costo para los costarricenses. El futuro minero del país ha sido replanteado, gracias a los estudios realizados por el proyecto de los Alamos y el Proyecto Anglocostarricense, los cuales nos brindan información amplia y valiosa sobre nuestro potencial en recursos minerales.

Telecomunicaciones y desarrollo

No se detuvo, durante esta Administración, el desarrollo del sistema nacional de telecomunicaciones, pese al retraso que ha sufrido su expansión como consecuencia del rechazo legislativo de nuestras propuestas de financiación. Aunque alcanzamos una densidad telefónica de 14 aparatos por cada cien habitaciones, una de las más altas de América Latina, es conveniente llamar la atención de los señores legisladores sobre el peligro de que mayores retrasos en los proyectos de crecimiento nos lleven a saturar peligrosamente la red actual.

Calidad de vida

Nuestro Gobierno no descuidó ninguno de los factores que inciden en la calidad de vida. A la preocupación por el ambiente, unimos el propósito de mejorar y ampliar los medios disponibles para el esparcimiento y la recreación al aire libre. Convertimos en una realidad nuevos parques y plazas en casi todos los pueblos y ciudades de la República, hasta dar a este aspecto de la vida colectiva una dimensión sin precedentes. El Parque de la Paz, El Parque del Norte, la Plaza de la Democracia, la Plaza del V Centenario, fueron puestos al servicio de nuestras comunidades urbanas. En el marco del Programa Nacional de Parques y Areas Recreativas, a cargo de la Primera Dama, construimos 350 parques en todo el país.

Para colaborar con la temprana ambientación educativa de los futuros ciudadanos, se dio énfasis especial al fortalecimiento de las guarderías infantiles. Por otra parte, por considerar al anciano como una persona productiva, con inquietudes culturales y espirituales, con derecho a participar en los procesos democráticos y provisto de una experiencia que se debe aprovechar para el enriquecimiento material y espiritual de la sociedad, pusimos gran interés en el desarrollo del Programa de Centros Diurnos de Atención de la Tercera Edad. Ambos programas prevén la atención diurna de sus respectivas poblaciones, con el retorno al hogar durante las horas de descanso. En nuestra labor la participación de la familia, la comunidad y las empresas públicas y privadas locales ha sido determinante para el éxito que hemos obtenido.

Amigas y amigos míos:

En pocos días entregaré el Gobierno. Lo haré en paz con mi pueblo, porque trabajé sin descanso por cada una de las cosas por las que les pedí el voto. He dejado para el final el referirme a la lucha contra la corrupción y el narcotráfico, a la ley de la promoción de la igualdad social de la mujer y el hombre, y al robustecimiento de nuestro sistema legal con la creación de la Sala IV de la Corte Suprema de Justicia.

Siempre sostuve que Costa Rica podría vencer cualquier obstáculo cuando las causas que emprendía eran aquellas en las que lograba un amplio consenso, por encima de divisiones políticas. Solíamos poner, como grandes ejemplos de estos logros, lo que habíamos hecho con la educación y la salud. Ahora agrego con alegría, como ejemplos, la paz y la vivienda. Allí donde todo parecía imposible, juntos logramos la paz y juntos levantamos las viviendas prometidas. Esto también habrá de ser verdad con la Ley de promoción de la igualdad social de la mujer y el hombre. Juntos aprobamos la ley y ahora deberemos también juntos cambiar las actitudes y los comportamientos para asegurarnos la participación plena de la mujer en nuestra sociedad. Esa incorporación será la mejor garantía de que somos capaces de transformarnos en un país desarrollado.

Para el robustecimiento de nuestra democracia, para asegurarnos el respeto mutuo entre gobernantes y gobernados, nada es más sagrado que velar por la honestidad de los servidores públicos. Separé de su cargo a todo aquel sobre el cual cayeron sospechas fundadas. Más importante fue el que el país entero se puso de acuerdo en una decisiva cruzada por la moralidad. Así fue como establecimos la Comisión de Rescate Valores y realizamos numerosas acciones destinadas a garantizar la limpieza de la función pública.

También por consenso aprobamos la Ley de Psicotrópicos, que es una de las más avanzadas del mundo para combatir el narcotráfico. Como tantas veces lo he repetido, estoy seguro de que unidos seremos capaces de desterrar para siempre esta amenaza de nuestra tierra. Fueron expulsados del país 2.388 extranjeros indeseables y la tecnificación de nuestros cuerpos policiales ha paralizado ya muchas acciones criminales.

Nos complace haber convertido en realidad la Sala IV de la Corte Suprema de Justicia con jurisdicción constitucional. Se trata de una de las instituciones judiciales más importantes creadas en la segunda mitad de este siglo y su funcionamiento reforzará la fe en el régimen de Derecho. En muchas otras materias también se dio este consenso que transformó a Costa Rica en ganadora.

Quiero señalar también que como la Constitución requiere mayoría calificada para empréstitos externos, hubo ocasiones en que estas mayorías se postergaron largamente en el tiempo por razones políticas o simplemente no se lograron por las mismas razones. Este modo de hacer oposición daña considerablemente las posibilidades de un mayor desarrollo nacional. Desde donde esté, haré todo lo posible porque estas actitudes pequeñas y mezquinas no se repitan, simplemente porque Costa Rica no se las merece.

Quiero dar las gracias a quienes me acompañaron en mi gestión de gobierno, desde el ministro de cada cartera hasta el más humilde servidor público. Conté siempre con la lealtad de todos ellos. Mis ministros dejarán sus cargos no solo con la satisfacción de salir sin una sola mancha de corrupción, sino que también con el orgullo de haber dirigido en cada caso una tarea importante y noble para el engrandecimiento de Costa Rica.

Las últimas páginas de este siglo nos presentarán retos como pocas veces en la historia. No hemos salido de la Guerra Fría para caer en un progresivo calentamiento de la Tierra por el descuido del medio ambiente. No hemos salido del estatismo que estrangulaba a nuestras economías para caer en un egoísmo que generalice la pobreza. No hemos derrotado la guerra para contentarnos con la miseria y la división. Es hora para el desarrollo, pues solo así se robustecerán las democracias. Es hora de definir ese desarrollo sostenible donde la naturaleza será respetada. Es hora de trabajar en una agenda de cooperación y no de confrontación. Más que demonios por derrotar, nos queda como reto construir los caminos nuevos del desarrollo compartido, la paz estable y la democracia indestructible.

Recibí el Gobierno hace cuatro años de don Luis Alberto Monge. El país había progresado con él sustancialmente. Me entregó un país mucho mejor que el que había recibido. Yo haré lo mismo. Al entregar el gobierno, será Costa Rica más grande y estará robustecida en su paz y en su desarrollo. Confío en que mi sucesor hará lo mismo un día. Quiera Dios que todos pongamos cuidado y empeño para no romper nunca esta cadena de la que depende el destino superior de Costa Rica.