La educación y el desarrollo

Discurso

Discurso pronunciado por el Dr. Oscar Arias Sánchez, Ministro de Planificación Nacional y Política Económica, con recargo de la cartera de Educación Pública, el 12 de agosto de 1975, en el acto inaugural del XX Congreso Ordinario de la Asociación de Profesores de Segunda Enseñanza (APSE), en el Teatro Nacional, San José.

El problema máximo de una sociedad

Un afortunado azar ha hecho que me encuentre hoy con ustedes, al tener, temporalmente, el recargo del Ministerio de Educación, mientras el Lic. Fernando Volio Jiménez asiste a un Congreso sobre Derechos Humanos en Estrasburgo. Me siento muy honrado en representar al Ministro Volio, con quien no solo me une una sincera amistad, sino también una profunda identificación de ideas en diversos campos. Es sumamente satisfactorio y fructífero participar en un gobierno cuando se comparten objetivos y claros y concretos y un ideario común.

Un congreso de profesores de segunda enseñanza es algo más que una reunión de compañeros para intercambiar experiencias o para evaluar el trabajo realizado en el último período. Un cónclave de profesores de esta estirpe espiritual representa que los problemas económicos, gremiales o materiales del país ceden el primer lugar a la consideración del problema máximo de una sociedad: la educación del hombre, base de nuestro régimen democrático y fundamento de nuestro sistema de vida.

Mientras la sociedad costarricense sigue su curso, con su tráfico de problemas, sus angustias y sus aspiraciones, este selecto grupo de educadores se reúne para darles respuesta a los ideales y a las angustias de la educación, por el único medio capaz de realizar estos anhelos: la excelencia y el máximo rendimiento de nuestro sistema educativo.

Todo el país debería entrar en un gran silencio cuando los educadores se congregan para discutir el tema principal de nuestra sociedad. Pero, ya que éste debe seguir su marcha en todos los campos, al menos los costarricenses conscientes de la gravedad de esta tarea los acompañamos espiritualmente a fin de que salgan de este recinto conclusiones acertadas y palabras henchidas de sentido.

El papel de la educación

Quisiera, en esta oportunidad, expresar algunas ideas sobre el papel de la educación en el proceso del desarrollo.

Una característica importante del mundo subdesarrollado es la puesta en práctica de esquemas de desarrollo que han tendido a acentuar demasiado el crecimiento, olvidándose de la distribución de los bienes y servicios que produce ese crecimiento. En el sistema educativo, como era de esperar, se han seguido los patrones importados de estos esquemas, los cuales han estado dirigidos a satisfacer las demandas de unos pocos. En muchos países africanos y asiáticos encontramos que el sistema educativo ha sido diseñado para satisfacer las demandas del sector moderno de la sociedad, representado por una pequeña élite de estratos sociales realmente privilegiados. Este es el caso de la India, por ejemplo, donde se observa cómo un elevado porcentaje de la población es todavía analfabeto, mientras que un reducido grupo ha alcanzado la cúspide de la pirámide social, gracias a una educación universitaria muy selectiva. En general, se puede afirmar que dicho sistema educativo se estructuró para satisfacer las demandas de los colonizadores, los cuales necesitaban una élite bien preparada que les ayudara a gobernar. Ahora bien, este patrón no es característico sólo de algunos países africanos y asiáticos, sino que con mucha frecuencia se encuentra en nuestro hemisferio.

La educación en Costa Rica

Como es evidente, el caso en Costa Rica es muy distinto. Nuestra historia muestra que hemos alcanzado logros muy significativos en diversos campos. El sistema educativo que creamos a través de los años es, quizás, el mejor exponente de estos resultados. Con una clara visión, nuestros antepasados consideraron que, como decía Omar Dengo, economizar en educación es economizar en civilización. El esfuerzo histórico que hemos hecho, destinando recursos suficientes para la educación, nos muestra hoy sus frutos: el 90% de los niños entre 6 y 12 años asisten a la escuela primaria. Son muy pocos los países del mundo que dedican, como nosotros, aproximadamente el 7% de su producto interno bruto a la educación de su pueblo.

Características deseables

Si bien desde el punto de vista cuantitativo el esfuerzo realizado ha sido enorme, considero que nuestra enseñanza debe reorientarse a fin de alcanzar las siguientes características:

Requerimientos de empleo

1. Es necesario adaptar la educación a los requerimientos de empleo, para lo cual son imprescindibles cambios sustanciales en nuestra enseñanza media y superior, sin que ésta reduzca su calidad formativa. El impulso que en años recientes se le ha dado a la mayor diversificación de la enseñanza media es realmente significativo, pero es todavía insuficiente. En otro sentido, creo que muy poco se ha logrado, en este aspecto, en el campo de la enseñanza universitaria. El plan preparado por la Oficina de Planificación de la Enseñanza Superior para el próximo lustro es, definitivamente, el primer intento serio por diagnosticar el problema y proponer medidas concretas para su solución.

Estoy convencido de que en el tanto en que no coordinemos la orientación de nuestra enseñanza media y superior con las necesidades de empleo, vamos a frustrar a un gran sector de nuestra juventud, al exigirle sacrificios y privaciones innecesarios y un ingente esfuerzo y dedicación al estudio para luego condenarlos al desempleo o al subempleo. Mientras no logremos diversificar la educación, adecuándola a las necesidades de nuestro desarrollo, estaremos engañando a estos jóvenes, o bien a sus padres. Y, aún más, es posible que estemos engañándonos a nosotros mismos. Al que no podremos engañar, sin embargo, será al mercado de trabajo.

Zonas rurales y zonas urbanas

2. Derivada de la anterior característica, encontramos la necesidad de revisar el tipo de educación que debe ofrecerse en las zonas rurales. Nuestra dependencia cultural de los países industrializados es, como en muchas ocasiones lo he manifestado, incluso mayor que nuestra dependencia económica. A lo largo de los años, nos hemos dedicado a imitar sistemas educativos que no son los más adecuados para el grado de desarrollo de Costa Rica.

Nada más erróneo que pretender trasplantar un modelo de educación de una sociedad en la cual apenas el 5% de la población se dedica a la agricultura, a otra en la que ese porcentaje no es menor del 50%. En nuestros países es preciso distinguir claramente entre el contenido de los programas que han de impartirse en las zonas rurales y en las urbanas, sin que esto signifique que deba haber diferencia en cuanto a la calidad.

Democratización de la enseñanza

3. La democratización de la enseñanza es una de las características más importantes que debiera poseer nuestro sistema educativo. No obstante, en cierto grado, dicho sistema tiene un carácter regresivo, ya que favorece fundamentalmente a las poblaciones urbanas, así como a grupos de ingresos medios y altos. Si bien hemos avanzado en este campo, todavía queda mucho por hacer.

Con alguna frecuencia se oyen voces que exigen la abolición de las escuelas y colegios privados, argumentando que éstos son una de las principales fuentes de desigualdad social en nuestra sociedad. Dados nuestros escasos recursos y las dificultades en que se vería el Fisco al estatizar dichos centros de enseñanza, considero que una mejor manera de garantizar la democratización de esas escuelas y colegios consiste en obligarlos a ofrecer amplios programas de becas para alumnos de pocos recursos. Es sumamente importante que el porcentaje de becados no sea menor del 30% del estudiantado total para cada colegio, ya que los efectos sociales y sicológicos derivados de la aplicación de esta idea en pequeña escala no son nada deseables, dado que los niños provenientes de hogares pobres se sentirían desubicados y alienados en un medio totalmente extraño, a la vez que los efectos sobre la estructura social serían, así, mínimos.

Por otro lado, me parece que la financiación de este esquema debe basarse en una elevación de la matrícula y de las mensualidades de los alumnos provenientes de familias acomodadas, y no en un subsidio estatal. La anterior es la mejor forma de lograr una real y efectiva traslación de recursos de los ricos a los pobres.

Eficiencia y calidad

4. Otro rasgo característico de la educación en países de bajo y mediano desarrollo es su poca eficiencia y calidad. Considero de suma importancia hacer un esfuerzo gigantesco por incrementar la eficiencia de los sistemas educativos en el uso de sus recursos, así como por alcanzar sus metas cualitativas. En gran parte, el problema actual se debe a la aún inadecuada preparación del maestro. El Estado debe realizar un mayor esfuerzo por obtener una mejor capacitación de sus funcionarios. En este sentido, debemos incrementar los programas de becas en el exterior: en algunos servicios lo que se requiere no es un mayor conocimiento académico, sino una mayor capacitación práctica. Este es el caso de los funcionarios del Sistema Bancario Nacional y me parece que también puede ser el de nuestro sistema educativo.

Otra causa de la baja calidad de la enseñanza es la carencia de material de aprendizaje apropiado. Uno de los fenómenos que más me ha asombrado en mis funciones de Ministro de Planificación es la exigua cantidad de recursos que se destinan en el presupuesto del Ministerio de Educación a la obtención de más y mejores materiales didácticos. Este problema se acentúa, infortunadamente, en el campo de la enseñanza científica y tecnológica, áreas que deberían tener una alta prioridad en la docencia de nuestros días.

Una de las causas más serias de la poca eficiencia del sector educativo es, naturalmente, la deficiente nutrición de nuestros estudiantes. Como se ha comprobado, la capacidad mental del niño puede ser dañada permanentemente en sus primeros años, si éste no recibe una adecuada alimentación. Consciente de lo anterior, el actual gobierno dedica una elevada cantidad de recursos para combatir la desnutrición. No obstante, estos programas son insuficientes, si a la vez no se acompañan de un ambicioso programa de educación nutricional.

Señores Profesores, la solución está en nuestras manos: este es un reto al que debemos enfrentarnos.

Las deficiencias mencionadas se reflejan en las elevadas tasas de deserción que observamos en las escuelas y colegios. Según cifras de la UNESCO, en una gran proporción de los países del Tercer Mundo, una cuarta parte del presupuesto de educación se gasta en estudiantes que desertan antes de alcanzar el cuarto grado. En última instancia, como es evidente, el problema de una elevada deserción solo se corrige eliminando sus causas.

La calidad de nuestra enseñanza se encuentra seriamente amenazada. En el primero, segundo y tercero ciclos, la disminución de la presión demográfica evitará un mayor deterioro en la excelencia de esa enseñanza. No es éste el caso de la educación superior: en el tanto en que pretendamos duplicar la población universitaria en el corto período de cinco años, un alto nivel profesional no podrá mantenerse.

Otra deficiencia de nuestra educación es que, tanto en el nivel primario, como en el medio y el superior, la meta consiste en dotar de conocimientos al educando, ejercitando de esta manera su memoria, pero no su inteligencia. En efecto, en nuestras aulas se aprenden datos y hechos, mas no se nos ayuda a pensar. Creo que la afirmación de Omar Dengo, de que en nuestra Facultad de Derecho se aprendía la Ley, pero no el Derecho, es válida para gran parte de la educación costarricense.

Objetivos claros

5. Finalmente, una última característica de nuestra educación es la creciente complejidad del sistema. Conforme aumentan el número de estudiantes y el personal docente, y proliferan las escuelas y los colegios, la administración de los diversos servicios se torna más difícil y compleja.

Un gran reto que afrontan en la actualidad los países en vías de desarrollo, consiste no solo eliminar las distorsiones entre la oferta y la demanda de graduados, sino también en hacer que los sistemas educativos responsan de una manera más adecuada a las nuevas políticas de desarrollo. Lo anterior, evidente, no es fácil. En muchas ocasiones, la política educativa no tiene objetivos claros y concretos debido a que tampoco los tiene el país. De allí la importancia de que, tanto los educadores como los políticos, sepan hacia dónde van. La planificación no se puede dar en una sociedad carente de una orientación definida.

Misión de la APSE

Estimados profesores: desde hace varios años, por diversas razones, he estado vinculado a la educación nacional y a sus problemas. Como profesor universitario, he participado del diario quehacer de la docencia, y esas experiencias me acercan a ustedes y me hacen comprender sus problemas, sus preocupaciones, sus anhelos.

Hoy, los profesores de segunda enseñanza han decidido reunirse, una vez más, para afirmar su sentido de unidad, para renovar el espíritu de solidaridad que los identifica. Esto nos lleva a plantearnos una cuestión de fondo que se encuentra en la base de esta reunión y en el espíritu que anima todas las actividades que ustedes emprendan en el futuro.

Se trata, en suma, del sentido de esta asociación. ¿Qué justifica la existencia de la Asociación de Profesores de Segunda Enseñanza? ¿Cuál es su misión dentro de la sociedad costarricense? No quisiera ver a la APSE simplemente reducida a una asociación gremial. Si los educadores se agruparan únicamente para ejercer las funciones de un sindicato, si su misión fuera tan solo la reivindicación de ciertas ventajas materiales, se habría perdido uno de los factores de más ricas posibilidades, necesario para el desarrollo integral del hombre costarricense. Me gustaría ver a este foro convertido en una conciencia permanente de rigor, de exigencia, de aprovechamiento intenso de los recursos de la educación nacional.

Cuando los gobiernos, a través de los años, hagan y deshagan reformas, cuando orienten y reorienten la educación, la APSE, como conciencia activa en el proceso de formación del ciudadano costarricense, deberá levantarse clamando por la excelencia de nuestra educación.

Marcarle un rumbo a la sociedad

No encuentro en nuestro patrimonio doctrinario educativo palabras más excelsas e inspiradoras que las siguientes de don Omar Dengo:

«Los más grandes trabajadores de la educación se levantaron, como Rousseau, no a cumplir la tarea de organizar la escuela, sino a tratar de marcarle un rumbo a la sociedad, a resolver sus grandes problemas, a modificar la conducta humana».

Que este ideal los ilumine y los guíe en este congreso.