Óscar Arias Sánchez, Presidente de la República, 01 de mayo de 1989.
Tercer año de gobierno
Muy complacido vengo hoy a cumplir, por tercera vez, con el imperativo de la Constitución. Por mandato de mi pueblo soy el primer trabajador de la Patria y es muy grato para mí cumplir con uno de mis deberes en la fecha en que se celebran cien años del establecimiento del día del trabajador. En 1889 se hizo esta designación para que la historia nunca olvidara que se sacrificaron vidas humanas en defensa de los más elementales derechos. Rindo tributo a quienes fueron sacrificados entonces. Rindo tributo a los trabajadores activos, tenaces y libres que llevan hacia adelante a nuestra Costa Rica.
Cumplimos en estos días tres años de gobierno. En forma serena y honesta hemos meditado y reflexionado. Debemos tener muy claro cuáles son las tareas que hemos de emprender para consolidar lo realizado y aquéllas con las que habremos de completar las responsabilidades aún pendientes.
El futuro de mi Patria es el que ha orientado la acción de este Gobierno. El futuro de Costa Rica es el que ha guiado esta meditación.
Con toda humildad, pero con la certeza del deber cumplido presento a ustedes, delegados de mi pueblo, el resultado de estas reflexiones.
Una nueva economía
Nuestra visión de la futura Costa Rica nos demandó el compromiso de reorientar la economía. Las condiciones del mundo que nos ha tocado vivir imponen acciones diferentes, actitudes de valentía, desafío de grandes retos.
Este Gobierno ha hecho un esfuerzo gigantesco por recuperar y hacer crecer nuestra economía. Hemos trabajado sin descanso por convertirla en una economía sana y moderna.
Hemos puesto gran empeño en disminuir el déficit público como una forma de sanearla y eliminar un factor inflacionario muy importante. Hemos incentivado la producción nacional y hemos logrado que el producto interno bruto creciera en un 4,5 por ciento anual. Hemos atraído recursos externos que nos permitan mantener los programas sociales en forma adecuada al aumento de su demanda. Hemos negociado con la comunidad internacional y colocado de nuevo a Costa Rica en posibilidad de atraer el capital foráneo para complementar el ahorro nacional. Hemos promovido reformas tributarias que den al fisco los ingresos necesarios para mantener los servicios del Estado y hacer frente a los rubros siempre crecientes de salarios y pensiones.
Hemos puesto toda nuestra fuerza en la paz de Centroamérica. La paz es la condición necesaria para el bienestar del ser humano, la base de su realización espiritual y material.
Constituye una preocupación constante para mi Gobierno la amenaza de la inflación. Este fenómeno es el mayor flagelo económico de los pueblos, el impuesto más injusto y sin razón, uno de los mayores retos de cualquier gobierno por las innumerables causas que lo generan. El año anterior hubo una cantidad de factores, conocidos por todos, que resultaron en un aumento en el costo de vida mayor que el previsto por el Gobierno. Hemos tomado las medidas para bajar el índice inflacionario y llamado a una concertación social para trabajar todos juntos contra este azote. Hoy les anuncio, con enorme alegría, que la inflación del primer cuatrimestre de este año ha sido tan sólo del 1,31 por ciento. La más baja de América.
El problema inflacionario es uno cuya solución no está en manos exclusivas del Gobierno, éste o cualquier otro. La lucha contra la inflación requiere del aporte de todos los ciudadanos, de todos los sectores, de todos los grupos sociales. Por eso el logro que hoy me honro en anunciar es un triunfo del pueblo de Costa Rica. Somos un pueblo educado, somos un pueblo que ha forjado la democracia más sólida, somos un pueblo que le ha dicho no a la guerra, somos un pueblo que le ha dicho no al narcotráfico, somos un pueblo que le dice no a la inflación.
Democracia económica
Pero mal hubiéramos hecho si no hubiésemos aparejado ese crecimiento con una distribución de la propiedad y la riqueza que garantiza la justicia social y el perfeccionamiento de nuestra democracia.
Hoy hay muchos que desde afuera ven con orgullo y reconocimiento lo que hemos logrado los costarricenses. Son los mismos que tristemente observan cómo se tambalean aquellos países que buscaron fríamente el crecimiento de la economía, sin haber adquirido el compromiso de construir una sociedad más justa y más igualitaria.
En procura de esta economía humanista, de esta democracia económica, hemos impulsado el movimiento cooperativo. Una de las acciones de gobierno que más satisfacción nos debe producir es el traspaso de la Central Azucarera Tempisque (CATSA) al sector Cooperativo. Más de 60 organizaciones cooperativas poseen hoy el 73 por ciento de las acciones de CATSA. El restante 27 por ciento se le ha ofrecido a los trabajadores permanentes de CATSA, a los cooperativistas de Guanacaste y a todas las cooperativas del país. La más grande empresa agrícola del país, constituida con dineros del pueblo, ha sido puesta en sus manos.
En el último año, hemos trabajado en un esfuerzo conjunto con el sector cooperativo para solucionar una situación de crisis. Se ha planteado un programa de estabilización y reactivación, uno de los aportes más importantes que se haya hecho al cooperativismo nacional. Nos proponemos transferir alrededor de 1.500 millones de colones a las cooperativas del país. Trabajamos arduamente, porque en mi Gobierno no se iba a permitir que se derrumbara uno de los más sólidos pilares de la democracia costarricense.
Este programa constituye un esfuerzo ingenioso: el Estado costarricense no incurre en erogación alguna. No se sacrifican otros programas. No se imponen nuevos tributos. Tan sólo se aprovecha el descuento que existe en el mercado internacional sobre la deuda costarricense para que productores, empresas cooperativas y Gobierno lo conviertan en progreso.
Ha sido éste un esfuerzo ingenioso. Transforma lo que ha constituido un lastre para el país en motor del nuevo desarrollo cooperativo.
Un país exportador
En nuestros esfuerzos por fortalecer nuestra economía hemos dado un gran impulso a la capacidad de los productores costarricenses.
De la incorporación activa de nuestro país al comercio internacional depende, en buena parte, la mejora en la calidad de vida en Costa Rica. El fortalecimiento del sector exportador asegura fuentes de empleo. El aumento en las exportaciones redunda en una mayor capacitación de nuestro pueblo: estamos obligados a adquirir nuevas tecnologías para competir eficientemente en el mercado mundial.
Hemos puesto todo nuestro empeño y hemos sentado las bases de la infraestructura que permitirá a Costa Rica llegar a exportar 2.000 millones de dólares en 1992.
El sector agropecuario ha recibido un gran impulso, porque era necesario diversificar nuestra producción agrícola. Vemos con gran satisfacción el acelerado crecimiento de la exportación de productos agrícolas no tradicionales.
De igual manera, han aumentado las exportaciones agropecuarias tradicionales. Hoy Costa Rica es líder en las negociaciones internacionales cafetaleras. Nuestro país sigue a la vanguardia con la mayor productividad del mundo en café. Somos el segundo país exportador de banano y aspiramos a ocupar muy pronto el primer lugar.
Nuestra meta es exportar 90 millones de cajas de banano en 1995.
El sector industrial ha iniciado un proceso de modernización con el apoyo del Estado. A la par de la producción tradicional, hemos puesto énfasis en nuevos productos con mercados prometedores. Hoy comenzamos a exportar bienes en los que la inteligencia y la imaginación de los costarricenses ponen al país a la cabeza de las naciones del área.
Más y mejores empleos
El trabajo de cada quien significa su dignidad, el sustento propio y de su familia, el acceso a los bienes para una mejor calidad de vida. El contar con un empleo es un derecho humano que estamos obligados a garantizar.
Con orgullo puedo hoy decir que en la creación de nuevas fuentes de trabajo hemos ido más allá de nuestras expectativas. El desempleo es ahora el más bajo de América Latina, y los nuevos empleos son mejores y más productivos. Una economía cada vez más abierta y mejor orientada a los mercados de exportación así lo exige. En la industria, en la agricultura de cambio y en los servicios hay más gente haciendo cosas diferentes a las que se hacían antes, y en los trabajos antiguos hay más rendimiento. El aumento vertiginoso del turismo ha abierto nuevas plazas de trabajo en un servicio tan remunerativo como éste. Prometimos crear 25.000 empleos por año. En tres años hemos alcanzado la cifra de 160.000, es decir, más del doble. Es muy satisfactorio constatar que es el sector privado, y no el público, el que ha abierto estas nuevas posibilidades de trabajo para el costarricense.
Tierra para el campesino
Nuestros campesinos constituyen la solidez de nuestra democracia. Yo sueño con darle tierra a quienes quieran trabajarla. Ha sido grande el esfuerzo realizado. Hemos aprobado 1.000 millones de colones en compra de tierras. Se han adquirido 4.585 hectáreas para asentamientos. Se han entregado miles de escrituras. Hemos mitigado las pérdidas de las cosechas y ayudado al campesino para que vuelva a ser sujeto de crédito.
El trabajador de nuestros campos tuvo que hacer frente a grandes desastres naturales el año pasado. Por ello, hemos reorientado recursos humanos y financieros para recuperar lo perdido. Con honestidad debo reconocer que no hemos podido hacer lo suficiente. Cada vez que entregamos tierra o legalizamos títulos de propiedad, pienso que ninguna financiación es suficiente para una tarea de cuya ejecución depende tanto nuestra democracia. Es necesario continuar en la búsqueda de recursos que permitan consolidar este sueño.
Vivienda: un sueño realizado
Lo que era otro sueño, hoy es una realidad. Se nos tachó de demagogos y de soñadores cuando prometimos hacer del tugurio tan sólo un recuerdo de un pasado injusto. A tres años de gobierno puedo decir, con toda certeza y con legítima satisfacción, que el programa de vivienda marcha muy bien. Donde antes había cartones, latas y piso de tierra, donde no había agua potable, ni aire, ni letrinas, hoy vemos infinidad de nuevos techos que cambian la silueta del campo y de las ciudades. En vez de rostros sombríos hay sonrisas iluminadas por la esperanza. El 30 de marzo de este año completamos 60.182 viviendas, y el 30 de abril el número de familias que habían abandonado tugurios para ocupar una casa digna alcanzó a 9.450. Al ritmo que va el programa, superaremos en este diciembre la meta de las 80.000 viviendas.
Más importante que el número de casas, sin embargo, es el impulso, la convicción, la infraestructura material e institucional que hemos desarrollado para que este plan no se interrumpa. Hemos colocado la vivienda en el plano de prioridad nacional que siempre tuvieron la educación, la salud y el sufragio.
La obra de gobierno ya no necesita del testimonio de una placa para perpetuarse. En el corazón de cada uno de los 300.000 costarricenses beneficiados con este programa y en los nuevos barrios y las aldeas recientes, está la prueba de que el Plan de Vivienda no fue una simple promesa de campaña. Si el próximo Gobierno continúa este esfuerzo con la misma tenacidad que hemos puesto nosotros, al finalizar su período en 1994, podríamos haber resuelto, de una vez por todas, el problema de tugurios en Costa Rica. Y si le sigue al próximo, otro Gobierno con mística, temple y empeño, cerca de 1998 todas las familias costarricenses tendrán donde vivir decentemente.
Los caminos del futuro
No podemos mirar hacia el futuro sin mirar más caminos vecinales, más puentes y nuevas rutas nacionales. Hemos continuado construyendo caminos vecinales y terminado carreteras. Seguimos dando especial importancia al mantenimiento de caminos y a la construcción de puentes. Seguimos dando importancia al mejoramiento de los puertos.
El compromiso de construir un moderno aeropuerto en la Ciudad de Liberia será muy pronto una realidad. No quiero dejar mi Gobierno sin inaugurar esta obra, que le permitirá al Guanacaste una drástica diversificación de su producción agropecuaria, iniciar un camino hacia la industrialización y explotar plenamente las bellezas naturales que ofrece al turismo.
El azote del huracán Juana destruyó mucho de lo que el pueblo costarricense había construido con gran esfuerzo. Redoblamos nuestro empeño para reparar los estragos y tendremos que continuar con esta labor para restaurar nuestras obras públicas y avanzar por el camino del futuro.
Educación: herramienta del futuro
El costarricense ha tenido como preocupación primera el sistema educativo de su Patria. Costa Rica corría el peligro de quedarse anclada con un sistema que sirvió en el pasado pero que resulta ahora insuficiente. Las reflexiones actuales sobre la educación sólo pueden hacerse si se piensa en nuestra calidad de vida y en capacitarnos para afrontar los retos de hoy y de mañana. Por eso hemos trabajado para cambiar las actitudes de estudio de nuestra juventud y mejorar su educación. Por eso hemos llevado la computación a casi todo el país.
El programa de computadoras pone a la escuela pública a la cabeza del sistema educativo costarricense y es modelo para muchos países. Cuando se cumplan los cuatro años de mi Administración, más de la mitad de los niños de edad escolar, ante una pantalla y un teclado, podrán descifrar el lenguaje de la era moderna. Esta nueva alfabetización nos permitirá dar el salto cualitativo más importante desde la introducción de la enseñanza gratuita y obligatoria hace más de un siglo.
Las posibilidades del programa de cómputo escolar son inconmesurables. Muy pronto las comunidades podrán acercarse a la escuela y servirse de esta maravilla de la tecnología moderna. La población costarricense podrá autoinstruirse, consultar los servicios que ofrece el Estado y cientos de cosas más, mediante la computadora de la escuela de su área.
Trabajamos también para que el maestro costarricense, ese forjador de democracia, vuelva a ocupar un lugar prominente entre los profesionales más avanzados de nuestra sociedad. Maestros más capacitados adquieren de nuevo el puesto que habían tenido en la formación de una Patria educada y libre.
Porque no es posible elevar la calidad de nuestra educación si no se mide el conocimiento, restauramos los exámenes de bachillerato; porque quisimos premiar el talento, creamos los colegios científicos para alumnos aventajados; porque queremos difundir la fortaleza de nuestras instituciones democráticas, llevamos una vez más la educación cívica a nuestros estudiantes. Estamos apuntando certeramente a una transformación profunda en la educación costarricense.
Estos cambios en la calidad de la educación no se han quedado en el papel o en las palabras. Han llegado al aula, en donde su destino es convertir ese valiosísimo patrimonio que es la aspiración del costarricense por educarse, en la mejor herramienta para hacer de este un país más inteligente, más ilustrado, más sabio.
Ciencia y tecnología
Nos ha tocado vivir en una época abrumadora por sus avances en la ciencia y la tecnología. Nuestro país debe estar en capacidad de hacer una síntesis entre esos avances y las necesidades de su propio desarrollo. Necesitamos no unos cuantos científicos sino una verdadera legión, expertos para inventar, descubrir o adaptar a las necesidades de nuestra industria y nuestra agricultura todo lo que el conocimiento humano pone hoy a su disposición.
Creamos el Ministerio de Ciencia y Tecnología como vehículo para establecer un sistema nacional que integrara al Gobierno, a las universidades y al sector privado en un solo esfuerzo de proyección hacia el futuro. Lo que hemos realizado en este campo ya se refleja en nuestra industria, en nuestra agricultura y en la introducción de avanzadas técnicas en las instituciones del Estado.
Salud
Creíamos al principio de este Gobierno que sería muy difícil mejorar los indicadores de salud. Habían alcanzado tan elevada notoriedad que ya se les citaba entre los mejores del mundo. Sin aumentar los presupuestos, sin embargo, lo hemos logrado. Una mejor inversión de los recursos nos ha colocado en una tasa de mortalidad infantil considerablemente más baja que la de hace tres años y nos ha permitido aumentar las expectativas de vida.
Nos sentimos orgullosos por haber extendido la atención médica a todos los costarricenses. Pero queda mucho por hacer. Avanzamos muy lentamente hacia un sistema de salud que le permita al paciente escoger libremente a su médico y hacia una mayor descentralización en la administración de los servicios.
Nuestros recursos naturales
No le tememos ya al pronóstico escalofriante de un país convertido en un desierto. Se nos había advertido hace una década que Costa Rica llegaría a ser una inmensa paradoja. Por un lado, el 27 por ciento de su territorio legalmente protegido, con bosques, páramos y playas convertidos en parques nacionales o zonas ecológicas. Por el otro, el resto del territorio nacional sometido a la implacable hostilidad de la destrucción. Por eso hemos emprendido una campaña de reforestación sin precedentes en el país.
Cuando termine mi Gobierno se habrán sembrado más hectáreas de bosques que nunca antes en la historia de Costa Rica. En cuatro años habremos reforestado 40.000 hectáreas, a la vez que habremos incorporado a los campesinos y cooperativas en esta impostergable tarea. Dentro de un año, cuando entregue cuentas finales de mi Administración, quedará un engranaje de recursos humanos, financieros e institucionales, para que Costa Rica no eche marcha atrás en la reinvindicación del ambiente que herederán nuestros hijos.
Nuestro país ha adquirido liderazgo mundial en conversión de deuda externa para conservación de sus recursos naturales. Con dólares que antes iban a los bancos internacionales, hemos sembrado árboles y protegido nuestros parques, a la vez que heredamos a la Patria Joven un país con menos deuda. Las donaciones obtenidas de los Gobiernos de Holanda, Suecia y los Estados Unidos, y de muchas organizaciones privadas, han generado más de 5.000 millones de colones en bonos para financiar proyectos en este campo, mucho más allá de nuestra gestión gubernamental.
Pero el trabajo por los recursos naturales y la batalla contra la contaminación no puede considerarse ganada nunca. Los costarricenses todos tenemos un compromiso con las futuras generaciones. Tenemos un compromiso con el género humano y siempre esta tarea debe ser prioritaria y debe contar con el concurso de todos.
Recreación
La recreación, el esparcimiento al aire libre y los deportes tienen alta prioridad para mi Gobierno. El Parque de la Paz ya adquirió fisonomía real y muy pronto será abierto al público. Dada la densidad de población de los barrios del sur, este pulmón ayudará a respirar y a hacer crecer más sanos a más de 300.000 habitantes del Area Metropolitana. Acrecentará los vínculos de miles de familias que hoy carecen de un lugar donde distraerse.
En diciembre de 1988 se inició el Programa Nacional de Parques y Areas Recreativas que lleva a cabo la Primera Dama. De una meta de 300 se han concluido 42 parques en todo el país. La necesidad de césped, sombra y lagos no es sólo de la capital sino de otras cabeceras de provincia y de cantón.
El lugar de la mujer
Con la convicción de que la mujer debe incorporarse de manera plena a la sociedad, prometí que lucharíamos por que la mujer costarricense tuviera el lugar que le corresponde. Prometí que lucharíamos por que hubiera una igualdad real entre el hombre y la mujer de mi país. No hemos podido cristalizar este sueño. Si bien ha habido un cambio de actitudes, se requiere de mucho más tiempo, de mucha más educación, de mucha más insistencia para que esa situación de injusticia desaparezca. La aprobación de la Ley de Igualdad de Derechos entre Hombres y Mujeres es un paso que nuestra sociedad debe dar. El proyecto de ley ha afrontado dificultades. Yo invito a los señores diputados a que, pensando en sus hijas, nos ayuden a construir un futuro mejor para ellas.
Nuestra niñez y nuestros ancianos
La mirada hacia una sociedad del futuro nos obliga a pensar en la niñez. Nuestros niños son la sociedad del mañana. Hemos creado la Defensoría de la Infancia para proteger sus derechos e inducir políticas y acciones que tiendan a mejorar la situación de los menores. Nos constituimos así en el segundo país en el mundo y el único en América con este tipo de institución jurídica.
También debemos pensar en nuestros ancianos. Son ellos quienes han trabajado para heredarnos una patria de libertad y de paz. Los nietos que crecen con sus abuelos reciben una herencia cultural, una herencia de valores que garantiza la perpetuidad de ellos en la sociedad.
Se ha creado la Comisión Interinstitucional de la Tercera Edad, con el cometido de crear políticas uniformes para el bienestar de quienes ya dieron su aporte. Se trata de hacer conciencia en la familia costarricense para que el tratamiento y cuidado se dé en el seno de la familia que el anciano procreó. El cuidado en instituciones debe quedar como excepción. Se trata de facilitar para estas personas, lugares de trabajo, talleres protegidos, para que se sientan y sean útiles siempre.
Con el pensamiento puesto en la sociedad del mañana nos preocupamos por la seguridad de los costarricenses. Trabajamos entonces en el campo de la prevención del delito. Es imperativo detener el incremento de los índices de delincuencia en el país. Es una responsabilidad que no podemos eludir. Nuestra política es la que se sigue en el campo de la salud: es necesario dedicar muchos esfuerzos a prevenir, para no lamentar. Cuando hacemos parques, cuando procuramos la recreación de nuestro pueblo, cuando impulsamos los deportes, cuando nos empeñamos en que la cultura esté presente para todo nuestro pueblo, estamos disminuyendo la delincuencia del mañana.
Nuestra lucha en pro de la moral
El crecimiento material de un país descansa sobre el vigor moral y espiritual de su pueblo. Los principios morales sobre los que se levanta la democracia costarricensedeben guardarse con toda nuestra fuerza. La Costa Rica del futuro sólo puede concebirse si la conservamos sana y robusta.
Hemos dado una de nuestras mayores batallas en favor de la moral. Mantenemos una lucha implacable contra la drogadicción, contra el narcotráfico, contra los que hacen negocio con el sufrimiento de otros. En materia de moral pública, nuestra actitud ha sido ejemplarizante: nadie que haya transgredido leyes o normas éticas pueden tener lugar en miGobierno.
Ningún extranjero que no ajuste su conducta a las normas que nos imponemos a nosotros mismos tiene derecho a compartir nuestro régimen social y político. Esta tarea se ha iniciado y ya nadie la podrá detener. El año pasado, se detuvieron y pasaron a los tribunales 1.706 acusados de narcotráfico a los cuales se les había decomisado drogas por un valor de 4.700 millones de colones.
Parte de la tarea por la moral fue la iniciativa y aprobación de la Ley de Psicotrópicos, la más severa de América Latina. Pero también lo ha sido la decisión con que apoyamos a la Comisión legislativa que estudia el narcotráfico y llevamos a la práctica, de inmediato, sus recomendaciones. Cuando sentimos que había que apuntalar al Poder Judicial, una comisión de juristas redactó varios proyectos para reformar la administración de justicia y reforzar así la fe del costarricense en el régimen de Derecho.
Fe inquebrantable en el diálogo
La agenda de mi Gobierno es aquella por la que el pueblo de Costa Rica votó en forma mayoritaria en las últimas elecciones. En algunos temas de esa agenda aparentemente coincidimos con nuestros adversarios políticos. En estas materias, mi trabajo se ha concentrado en tender puentes, en procurar la unión de voluntades para lograr un consenso nacional.
Desde el primer día que fui elegido Presidente, reafirmé mi fe inquebrantable en el diálogo. Es esta una práctica que, en Costa Rica no se somete a condiciones. Es un modo de actuar en nuestra democracia, que no se mancha con rencores, que no se empequeñece con recelos. En Costa Rica, el diálogo a todos nos engrandece.
Nuestro pueblo es conciliatorio y constructivo.
He tenido y seguiré teniendo toda la paciencia que sea necesaria para que el diálogo sea directo y espontáneo en nuestro quehacer político. Si me ponen condiciones para dialogar, agregaré a la paciencia, la humildad que el ejercicio del poder demanda en nuestra democracia; toda la paciencia y toda la humildad para restablecer el diálogo con quienes lo rompan o lo rehúyan, con quienes lo posterguen o lo condicionen. Costa Rica lo merece y lo demanda.
Esta actitud jamás debe confundirse con debilidad. Cuando se busca restablecer las más hermosas prácticas de la democracia, se están afirmando, en sus raíces mismas, las tradiciones que han hecho grande a nuestra Patria. Espero que muy pronto el rencor y el deseo de venganza dejen de reflejarse en prácticas reñidas con nuestras costumbres democráticas, en actitudes que deterioren nuestra convivencia y que ponen en peligro el progreso del país.
En conocimiento de la Asamblea Legislativa hay muy importantes proyectos de ley que contribuyen a modificar de una manera significativa la realidad nacional y que modernizan algunas de sus facetas.
A pesar de ser este un año electoral, Costa Rica espera que sus diputados cumplan y dignifiquen las labores del órgano representativo de la voluntad popular.
La aprobación del Tratado Constitutivo del Parlamento Centroamericano y otras Instancias Políticas, que se inscribe en el marco de Esquipulas II, es un compromiso con el futuro de la paz duradera de la región.
El Proyecto de Reforma Constitucional al artículo 170 dota de recursos suficientes a los gobiernos locales para reforzar sus posibilidades de contribuir de una manera eficaz a la atención de sus intereses y servicios, genera condiciones más adecuadas para el desenvolvimiento del liderazgo político local, y descentraliza el ejercicio del poder. De esta manera hacemos más efectivo y real el sistema de vida democrático. Confío en que los señores diputados recapacitarán y darán la primera aprobación al proyecto en la legislatura que se inicia hoy.
El proyecto de Ley de Igualdad de Derechos entre Hombres y Mujeres debe ser una realidad para garantizar el progresivo e invevitable acceso de la mujer a todos los planos de la actividad nacional.
El proyecto de Ajuste Estructural es el instrumento para consolidar la nueva economía que debemos darle a Costa Rica. La sociedad futura más rica y más justa que todos soñamos tiene su base en él.
Los diversos proyectos de fortalecimiento del Poder Judicial refuerzan el funcionamiento de ese Poder, fundamento de nuestro sistema jurídico.
Las reformas a la Ley de Psicotrópicos permitirán proseguir, en condiciones jurídicas idóneas, la lucha contra el narcotráfico.
Nuevos empréstitos para inversiones en desarrollo permitirán a Costa Rica, mucho más allá de los linderos de la presente Administración, continuar sus esfuerzos por alcanzar el desarrollo.
Reforma constitucional
Para los efectos del artículo 195 inciso 6) de la Constitución Política, devuelvo a la Asamblea Legislativa el proyecto de reforma a los numerales 10, 48, 105 y 128 de la Constitución Política, por el que se crea una sala especializada de la Corte Suprema de Justicia en materia constitucional. Recomiendo expresamente que se continúe el trámite legislativo previsto para las reformas parciales de la Constitución, a fin de que muy pronto se concluya el procedimiento en su segunda legislatura, y la Sala que se pretende crear sea una realidad. Al hacerlo, cumplimos con el compromiso adquirido con el pueblo de Costa Rica de darle al Poder Judicial nuevos instrumentos que le permitan satisfacer el principio de una justicia pronta y cumplida.
Sin contradecir lo anterior, hago respetuosamente a la Asamblea la observación de que el texto final de la reforma no debe originar duda alguna sobre una posible contradición con otras normas constitucionales, como los artículos 9, 95 inciso 1), 99 y 103. Por el contrario, debe quedar bien claro que la enmienda deja intactas y garantiza la independencia del Tribunal Supremo de Elecciones y la autonomía de la función electoral que todos queremos preservar. Este sentido preciso se logra con el texto recomendado por la Corte Suprema de Justicia para el artículo 10.
La ruta de la paz
El mundo actual no nos permite vivir en el aislamiento. Hoy los problemas de uno son los problemas de todos. Su solución debe buscarse, cada vez más, fuera de las propias fronteras. La participación activa en los problemas regionales y globales es un imperativo.
Más cierta que nunca es la afirmación de que si bien las dimensiones de la tierra son las mismas, el mundo ha dejado de ser ancho y ajeno. La soledad y el aislamiento han cedido ante la solidaridad y la participación. Las murallas de la intolerancia se derrumban frente al imperativo de la adhesión.
Por ello Costa Rica debe tener una política exterior ejemplar y ella debe decansar en la gestión diplomática eficaz. Nuestra paz ha sido preservada porque tomamos una nueva actitud en nuestras relaciones con el resto del mundo.
Ustedes saben que le doy a la paz una importancia primordial. Cuando me eligieron Presidente, se me dio un mandato para preservarla para nosotros y buscarla para los que carecían de ella. Ustedes saben lo que hemos logrado avanzar y lo que está pendiente de hacerse en Centroamérica. Falta mucho por hacer. Sin embargo, los logros son irrevocables.
El Plan de Paz, ese ofrecimiento costarricense a los demás pueblos del área, cambió el destino de América Central. Se recobró para los centroamericanos la iniciativa en la solución de sus problemas. En alguos países se introdujo el diálogo como instrumento de negociación, se desafió la violencia y el terror como métodos de cambio de gobierno y se detuvo la trágica cadena de muerte y luto.
El diálogo exige el contacto constante y directo con quienes toman decisiones. Es por ello que hemos recibido a numerosos dignatarios extranjeros y visitado foros y amigos en el exterior. Quienes han venido y a los que hemos visitado nos han dado su apoyo entusiasta.
Las tomas de posesión de los presidentes Rodrigo Borja, de Ecuador, y Carlos Andrés Pérez, de Venezuela, sirvieron para que la mayoría de los mandatarios latinoamericanos nos reuniéramos a discutir las empresas comunes. La preocupación por la paz del istmo que han manifestado nuestros amigos latinoamericanos, norteamericanos y europeos nos mostraron, una vez más, que no podemos desmayar en este esfuerzo del pueblo costarricense.
El apoyo decisivo de las democracias del mundo al proceso pacificador se demostró cuando los parlamentarios europeos y los latinoamericanos se reunieron aquí, en San José, a principios de este año.
Incluso aquellos países que no brindaron su apoyo en los primeros meses de vida del Plan de Paz, han hecho un alto en el camino. Cuando suspendimos la reunión de El Salvador, lo hicimos para esperar que la nueva Administración tomara las riendas en los Estados Unidos.
El Gobierno del Presidente Bush ha manifestado públicamente su apoyo al Proceso de Paz centroamericano. Con la confianza que da el conocer que todas las democracias del mundo nos apoyan, fuimos a El Salvador, conscientes de que nuestra responsabilidad con los pueblos centroamericanos y con la libertad nos imponía darle nuevos bríos a la paz regional.
En mi reciente visita a Washington el Presidente Bush aseguró su apoyo para el Plan de Paz. Estados Unidos mira hoy con otros ojos los problemas de la región. Los fondos provenientes de ese país ya no son más para pertrechos militares, sino para ayuda humanitaria y repatriación.
Queda aún mucho por hacer en Centroamérica. En algunos de los países no se ha cumplido todavía con los mandatos que nos han impuesto la libertad, la democracia y la paz.
No siempre ha habido consecuencia entre lo prometido y lo actuado. Algunos gobiernos signatarios no han cumplido con importantes compromisos adquiridos. El camino de la paz es un camino difícil: un día renovamos esperanzas y otro día nos agobian las frustraciones. El mundo entero espera que la voluntad que encontramos para llegar a acuerdos se dé también para cumplirlos.
El mundo democrático espera que Costa Rica cumpla con la aprobación del Parlamento Centroamricano. Ustedes recordarán, señores diputados, las palabras de Lord Plumb, quien, en nombre de los parlamentarios europeos, pronunció las siguientes palabras: «Tenemos plena confianza en la pronta ratificación de Costa Rica del Tratado que establece el Parlamento Centroamericano, para que se abra así la senda que permita la celebración de elecciones libres en los cinco países centroamericanos «.
La Costa Rica de hoy, la Costa Rica protagonista, no sólo disfruta del reconocimiento internacional, sino que recibe los beneficios de ser nación pacífica. El rescate de la imagen internacional de Costa Rica nos da grandes dividendos. Hoy no se concibe otra forma de existencia que no sea la de la interrelación, la de la ayuda mutua. La mayoría de los países del planeta están dispuestos a ayudar a una nación que no ha dado su sangre en guerras sin sentido, sino que ha brindado su sudor por el bienestar de sus hermanos.
Hace menos de un mes estuve en Canadá y los Estados Unidos. Me siento satisfecho de la buena voluntad que encontré en esos países. Canadá nos ha brindado un apoyo muy considerable, con el que financiamos importantes proyectos sociales, como el de vivienda rural.
También Estados Unidos desea dar un trato preferencial a esta democracia singular. Acabamos de firmar un convenio de donación por 85 millones de dólares y Costa Rica estará, como ustedes bien lo saben señores diputados, entre los cuatro primeros países que se beneficiarán con el Plan Brady para la negociación de nuestra deuda externa.
Mis colaboradores
Prometí a Costa Rica que de ser elegido Presidente escogería a mis colaboradores con extremo cuidado, porque en ellos recaería la tarea de recobrar plenamente la confianza entre gobernantes y gobernados. Me comprometí a gobernar con los mejores, a seleccionarlos por su talento y honestidad moral e intelectual. La meritocracia que ofrecí al pueblo costarricense no sólo está en los grados académicos, sino también en los compromisos que asumimos con la Patria y en el espíritu de servicio. Escogí a mis colaboradores para cumplir el mandato que nos entregara el pueblo costarricense en las últimas elecciones.
Los frutos de esa escogencia hoy se los he expuesto al pueblo de Costa Rica. La exitosa labor de gobierno que hemos realizado en estos tres años sólo es posible gracias a un gran equipo. Sólo es posible gracias a mujeres y hombres de capacidad y experiencia que trabajan desinteresadamente por Costa Rica día a día.
Me siento orgulloso de mis compañeros de trabajo. Juntos hemos dado una lucha incansable por lograr las metas que nos hemos propuesto. La labor ha sido dura, pero todos ellos se han desempeñado en forma brillante. Deseo agradecerles, aquí, su lealtad, su empeño, su mística, su imaginación, su apego a las convicciones en la tarea de poner a Costa Rica en la senda del desarrollo.
Orgulloso de mi pueblo
Me siento orgulloso del trabajo que hemos emprendido. Hemos realizado muchos sueños y seguimos empeñados en realizar otros. Conmemoramos el Centenario de nuestra democracia en un año en el que damos grandes luchas por el ejercicio pleno de este modo de vida. ¡Nada sería más hermoso que la mujer costarricense se incorporara de manera plena a la sociedad en este Centenario! ¡Nada sería más hermoso que esta mitad de la población tuviera los mismos deberes y los mismos derechos de manera efectiva y real en el año en que celebramos tan grande acontecimiento! ¡Nada sería más hermoso que la descentralización del poder que prometimos a nuestro pueblo y que democratiza el ejercicio del gobierno, sea un hecho en esta grata fecha! Estamos construyendo la Plaza de la Democracia como un monumento a esta importante conmemoración y ella será también símbolo del fortalecimiento de la democracia costarricense.
Me siento orgulloso de mi pueblo. Las quimeras que forjamos para nuestra Patria son hoy una realidad. Tuvimos fe en el pueblo de Costa Rica y no nos equivocamos. Este pueblo altivo y generoso sabe responder con sabiduría a los retos que la historia nos impone. Gran parte de lo que hemos podido lograr ha sido posible gracias al Premio Nobel de la Paz. El pueblo de Costa Rica votó por la paz, nuestro sueño de siempre, y con su respaldo hicimos lo que nunca antes había sido posible. Los frutos de ese premio ya se comienzan a cosechar. La ayuda de países amigos se ha tornado generosa y con ella emprendemos programas para el desarrollo sostenido. El respeto y la admiración por Costa Rica es una realidad en la sociedad internacional. La afluencia de turistas es casi incontenible. Está cercano el día en que seremos una nación desarrollada.
Me siento comprometido con mi pueblo y renuevo para él mis promesas de cuando fui elegido Presidente. Reitero aquí lo que juré ante la Catedral Metropolitana: trabajaré sin descanso por la moral de mi pueblo, trabajaré sin descanso por la paz y la vivienda, por una nueva economía, por una democracia económica, por la descentralización del poder. Trabajaré sin descanso por la mujer y la Patria Joven de mi pueblo.